"Estamos dependiendo de la buena voluntad de los estados para el cumplimiento del DIH"
Alejandra Leal Malagón
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Margarita Cadavid, internacionalista de la Universidad del Rosario, especialista en derechos humanos y docente de la Universidad de La Sabana, explica la afectación a los niños y las mujeres en la violación a los acuerdos internacionales en el conflicto palestino israelí.
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The Everett Collection vía Canva Education | Protesta judía contra el Libro Blanco de Palestina, 18 de mayo de 1939. Procesión frente a la sinagoga Yeshurun en la avenida King George, Jerusalén. El documento publicado por el gobierno británico proponía una Palestina independiente gobernada por árabes palestinos y judíos.
Mucho se habla sobre el creciente conflicto entre Israel y Palestina, especialmente del recrudecimiento de la guerra desde el pasado 7 de octubre, cuando el grupo extremista Hamás invadió a Israel por diferentes puntos en tierra, aire y mar. La respuesta de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI) no se hizo esperar y dispararon aproximadamente 2.200 cohetes a territorio palestino. Además, a lo largo de este periodo los dos bandos han intentado generar el mayor daño posible a sus enemigos y por medio de esto han desarrollado acciones, especialmente israelíes, como ataques a campos de refugiados, escuelas y ambulancias que son considerados violaciones al Derecho Internacional Humanitario (DIH).
Ahora, se sabe que el origen de este conflicto es más antiguo de lo que se cree, pues todo se remite a la declaración de independencia y la fundación del Estado de Israel en 1948. Después de esta declaración, los dos territorios empezaron una guerra que no parece encontrar su solución debido a más ataques, intervención de países ajenos al conflicto, pero, sobre todo, a ideales extremistas y peligrosos.
En esta entrevista, Margarita Cadavid Otero, internacionalista de la Universidad del Rosario, especialista en derechos humanos y defensa ante sistemas internacionales de protección de la Universidad Militar Nueva Granada y candidata a Máster en Estudios Políticos Internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, con experiencia en el análisis de la coyuntura internacional como editora de noticias para Kit Digital, empresa sueca asociada de la AP en El Cairo – Egipto, analiza el conflicto palestino-israelí y resuelve dudas al respecto.
En este momento de amenaza de agresión máxima, ¿cuáles son los principales obstáculos en la resolución del conflicto entre Palestina e Israel, que lleva ya 75 años?
Básicamente el conflicto ha tenido una historia muy larga. Son 75 años. Una alternativa de solución fueron los acuerdos de Oslo. Sin embargo, estos acuerdos no dialogan la creación de un Estado palestino, sino unos grados de autonomía en Cisjordania y Gaza, que son los territorios asignados por Naciones Unidas. Esos grados de autonomía lo que dicen es que se puede establecer un Gobierno de la Autoridad Nacional Palestina en esas zonas y vamos a tener tres tipos de zonas controladas completamente por esta autoridad: zonas B, que son territorios de control mixto, es decir, controlados por la Autoridad Nacional Palestina y el Estado de Israel, y zonas donde el Estado de Israel se reserva el control.
De hecho, Oslo no es realmente una negociación, ni siquiera son realmente unos acuerdos. Este era ya un primer paso para llegar a un establecimiento de un acuerdo de unos puntos mucho más fuertes en este sentido. Entonces dejaron pendientes varias cosas: no se habla de la creación de un Estado, no se llega a establecer qué fronteras serían las determinadas para ese Estado, si las de 1947, es decir, la primera partición que hace Naciones Unidas a través de la resolución 181 o si las fronteras de 1967, que son las que se dan después de la guerra de los 6 días, cuando Israel ocupa los territorios de Gaza y Cisjordania. El otro tema que queda abierto es el de los colonos, es decir, la ocupación de territorios asignados a Palestina por parte de israelíes y, en ese sentido, hubo un momento de buena intención, por llamarlo de alguna manera, de entregar los territorios de los 8.000 colonos judíos, que salieron del territorio de Gaza, pero no así de Cisjordania.
El otro tema, que es muy complicado a la hora de resolver el conflicto, además de las fronteras, además de los colonos o de la ocupación por parte de población israelí de los territorios palestinos, tiene que ver con el retorno de los refugiados. Las diferentes guerras en el marco de estos 75 años de conflicto han dejado refugiados palestinos en diferentes países vecinos como Jordania y Siria.
Para que exista la salida pacífica en este tipo de conflicto se necesita instaurar una mesa de diálogo con los protagonistas oficiales de los hechos, pero en este caso hacen presencia grupos extremistas que, aunque no representan al país oficialmente, si tienen mucha injerencia debido a sus acciones violentas, entonces ¿qué implica para la resolución del conflicto la presencia de actores extremistas como los grupos Hamás, Hezbolá o los Hutíes?
Obviamente, no se negocia con esos grupos. No se negocia con terroristas, pero toca entender una cosa: muchos colectivos a lo largo de la historia han utilizado las vías de hecho como la forma para la consecución de sus intereses políticos cuando se les cierran otros espacios.
Hamás tendría que renunciar al uso de la violencia como lo hizo la Organización para la Liberación Palestina en 1988. Acá renunciamos al uso de la violencia y reconocemos la existencia del Estado de Israel para que pueda haber una negociación con Hamás.
El otro escenario es el que estamos viviendo, que es el deseo de Israel de destruir militarmente a Hamás, un objetivo que difícilmente es alcanzable por las características del grupo, pero, además, porque en este momento, específicamente, hay una población de ambos lados que está muy resentida y difícilmente va a llegar a un acercamiento en estos contextos. Lo único es que cuando tenemos estas escaladas de violencia aparecen mediadores dispuestos a gestionar unos acercamientos como estos.
Teniendo en cuenta los constantes ataques de parte de los dos ejércitos, pero especialmente de las fuerzas israelíes a lugares de no combate tales como escuelas, campos de refugiados y hospitales, ¿qué acciones pueden tomarse para defender el Derecho Internacional Humanitario (DIH) en este caso específico?
El Derecho internacional humanitario está compuesto por todo lo que es el Derecho de Ginebra, el Derecho de La Haya, los Protocolos de Ginebra y el Estatuto de Roma, la creación de la Corte Penal Internacional que nos dice que los Estados no tienen una responsabilidad penal internacional. Los Estados lo que tienen es una responsabilidad internacional a la cual se obligan a través de la firma de los Tratados. Cuando yo como Estado firmó los diferentes tratados que hay con respecto a derechos humanos y Derecho Internacional humanitario, me estoy obligando al cumplimiento, pero Israel no firma todos estos tratados.
Entonces, en ese orden de ideas, solo existe una posición unánime de la comunidad internacional que obligue a los estados a cumplir. Aunque también existe un mecanismo que, aunque este no sea el caso, ayuda y es el principio de la responsabilidad de proteger de parte del sistema internacional, pero esto requeriría una activación del principio a través del Consejo de Seguridad, y eso no se va a dar. Entonces aquí estamos dependiendo de la buena voluntad del cumplimiento de ese Derecho internacional humanitario que ha sido creado de manera post a una cantidad de eventos y situaciones dramáticas que ha vivido la humanidad.
Considerando los múltiples ataques tanto israelíes como palestinos, ¿cuál considera que es el crimen más recurrente en esta situación?
El genocidio hace referencia a la eliminación total o parcial de una población por religión, raza o etnia, y aquí vemos que no hay ninguna consideración con la población civil. Estamos viendo que cada 10 minutos muere un niño, que niños prematuros están muriendo, porque hay energía para las incubadoras. Esto es gravísimo porque estamos viendo morir en vivo y en directo a una población, y básicamente somos espectadores de piedra. Frente a esta solución, cada que empieza a escalar más esto, es cuando ya vemos otros posicionamientos diciéndole a Israel que límite sus ataques y tenga cuidado con lugares protegidos, pero esto no resulta suficiente frente a la gravedad y la catástrofe humanitaria que estamos viviendo. Todavía no somos conscientes de la profundidad de la situación porque Gaza es una zona de guerra donde debajo de todos esos escombros hay una cantidad de gente que todavía no hemos podido contabilizar.
Usted se enfocaba en el grupo de los no combatientes, pero hablemos de un subgrupo que es el de las mujeres y los niños. ¿Qué papel cumplen ellos en este conflicto?
Su estado es de doble protección. Porque un niño, por supuesto, no es un combatiente, no participa directamente en las hostilidades, pero a veces esos niños son doblemente víctimas. Y aquí, por ejemplo, cuando un niño es utilizado como un escudo humano y es instrumentalizado para la guerra, no importa si a ese niño incluso le ponen un arma en las manos: sigue siendo una víctima. Claro, si tú estás frente a una situación de vida o muerte tienes que obviamente defender la vida en un combate directo, pero hay que tratar de proteger a esos niños.
Ahora, las mujeres también deben ser doblemente protegidas porque a veces el cuerpo de la mujer se utiliza como un campo de guerra. Tampoco es el caso, ni es lo que estamos viendo en este momento, pero en muchos conflictos la violación se utiliza como un instrumento de guerra para desmoralizar al otro o incluso algunos, de forma perversa, han afirmado que las violaciones generan vínculos de hermandad entre los soldados. Entonces, la protección de las mujeres y los niños dentro de los conflictos armados tiene un capítulo especial y obviamente por no participar directamente en las hostilidades, por ser sujetos que generalmente se convierten en las víctimas número uno de estos conflictos.
En relación con la anterior pregunta, ¿qué organismos de la cooperación internacional han intervenido y cómo se han manifestado de forma oportuna?
El tema de la ONU como organismo interventor ha sido muy criticado aquí, porque evidentemente no tiene la capacidad de responder antes, y de hecho esto es por su propia organización. Su Consejo de Seguridad está limitado por el veto que pueden tener los cinco miembros permanentes. En este caso tenemos a un Estados Unidos que veta cualquier resolución frente a Israel, y el otro tema es que su secretario general, Antonio Guterres, ha sido fuertemente criticado porque ha puesto sobre la mesa la situación de la población civil.
Ahora, el otro tema es la Unión Europea, y digamos que poner de acuerdo 27 estados dentro de un organismo para que tengan una política exterior común es bastante difícil. Entonces, lo que nosotros hemos visto de la Unión Europea frente a lo que pasa con Gaza es una posición que a veces resulta incoherente. Con los principios de esa Europa que busca la paz, la defensa de los derechos humanos, etcétera. Porque pedimos que se abran los canales para la ayuda humanitaria, pero no hay una posición fuerte frente a lo que está haciendo Israel ni una posición de pedir el cese de actividades y empezar a sancionar.
¿Cuál considera que debería ser el mediador ideal, si no es Estados Unidos, en el contexto actual?
Creo que debe ser un mediador de la región del Medio Oriente reconocido por las dos partes o un mediador europeo. Hay algunos que hablan de la posibilidad de que lo haga China. No veo a China tan dispuesto a asumir en este momento ese error, pero yo creo que podría ser, podría salir de cualquiera de estos candidatos. Al principio se decía que era Turquía porque ha tenido unos altibajos en sus relaciones con Israel, pero vimos a un presidente Erdoğan que salió, aprovechando la coyuntura, para ganar más apoyo de la opinión pública y reforzar ese posicionamiento donde su capital político estaba muy desgastado. Después que podría ser Catar, que vemos que está mediando para el rescate de los rehenes que fueron tomados por Hamás el 7 de octubre.
Habría que ver quién tiene la voluntad de hacerlo, porque con la información que tenemos a la mano es difícil aventurarse a dar un nombre, pero tiene que haber un mediador porque no van a haber acercamientos entre las partes. Así, inclusive yo me atrevería a decir que de pronto el secretario general de la ONU podría hacer el llamado, pero tendríamos que tener la dimisión de Netanyahu para que esto sea posible.
Como en esta guerra la religión cumple un papel crucial, ¿cómo se debería abordar una negociación en que hay de por medio prioridades religiosas bastante distintas?
Esto es una cuestión de tierras. Creo que la cuestión religiosa simplemente ha sido instrumentalizada por algunos sectores, tanto en Palestina como es el caso de Hamas, como por la ultraderecha y los ultraortodoxos que hoy están en el poder en Israel como un argumento para el consolidar esos discursos y atraer a las poblaciones que son más fundamentalistas. En este sentido, la solución del conflicto no pasa por la cuestión religiosa.
Como se observa, el camino que les espera a estas dos naciones para llegar a una solución definitiva es largo y difícil, pero se puede lograr. Si ambos bandos están dispuestos a sentarse a dialogar, resolver sus antiguos problemas, pero, sobre todo, a hacer todo lo necesario para proteger a la población no combatiente, se podrá llegar a una conciliación definitiva.