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Bogotá: los desafíos de la educación pública

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Julián Andrés Gonzáles Vargas

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Deserción, capacidad y proyección estudiantil para el futuro son algunos puntos que conforman la lista de obstáculos de la educación en el Distrito.

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Julián Andrés Gonzáles Vargas

La educación, por ser un servicio que determina la vida de una persona durante la juventud, no depende sólo de sí misma. En Bogotá, la educación pública ha sido desarrollada a pesar de múltiples dificultades para los estudiantes y maestros.


Los colegios, como instituciones prestadoras de la educación básica y media, reciben gran parte del presupuesto y son escenario de muchas de las problemáticas educativas de la capital.

Para abrir, entre lo más diciente sobre la educación pública está la deserción estudiantil. El bajo nivel económico en las familias a las que pertenecen estos muchachos provoca que esto suceda en muchos de los casos.


Según el Ministerio de Educación Nacional, la deserción puede asociarse a múltiples factores, ya sean individuales (asuntos emocionales y sociales), familiares (cuestiones derivadas de la pobreza y migración), institucionales (asuntos vinculados con un mal clima escolar, violencia, crimen o bajo nivel educativo) o contextuales (aquello relacionado con la legislación).


En palabras de César, docente desplazado que pidió reserva de identidad y enseña matemáticas en un colegio público de Engativá, la pobreza es un factor decisivo, pues obliga a los muchachos a trabajar. “El principal motivo, la pobreza. Hemos encontrado casos de muchos niños a quienes les toca salirse a trabajar. Es en estos días el caso de muchos niños”. 


Según él, muchos estudiantes no poseen recursos ni siquiera para una alimentación adecuada, e incluso describe un caso reciente de un muchacho que asistía a clases sin desayunar ni almorzar.

Por tal motivo, los complementos a la educación como el Programa de Alimentación Escolar (PAE) deben funcionar como incentivos y apoyos. Este programa, según la Secretaría de Educación de Bogotá, “comprende un conjunto de acciones orientadas a promover el acceso y la permanencia de los niños, niñas, adolescentes, jóvenes y adultos en el sistema educativo oficial, mediante la entrega de complementos alimentarios durante la jornada escolar”. 


El complemento alimenticio está guiado a mejorar el proceso educativo, ya que las falencias de nutrición influyen en los procesos mentales de los estudiantes y dificultan la pedagogía en las aulas. 

Sin embargo, no se percibe que el programa de alimentación cumpla con los objetivos de alimentación de los estudiantes. Según César, los productos poseen alta densidad de azúcar, y en un mismo refrigerio se llegan a encontrar hasta tres productos con cantidades altas de azúcar.


Otra problemática que afecta a los estudiantes en la capital es el hacinamiento. A pesar de la construcción de nuevos colegios que se ha llevado a cabo en las últimas alcaldías (39 durante la alcaldía Peñalosa y 35 durante la alcaldía de Claudia López), los colegios resultan insuficientes suficientes para la cantidad de estudiantes, más aún con la implementación paulatina de la jornada única.


Rafael Rincón, docente afiliado a la Asociación Distrital de Trabajadores y Trabajadoras (ADE), confirma que esta es una de las principales peticiones del sindicato, y que existen varios decretos que han intentado reducir la cantidad de estudiantes por aula. Y, aunque la jornada única no le parece una mala idea en sí, considera que su implementación ha sido arbitraria y ha descuidado varios aspectos.


“Se han impuesto, y no brindan las condiciones necesarias para los estudiantes, como evitar el hacinamiento, que es la cantidad de estudiantes por profesor, como la comida caliente, los refrigerios, las rutas; lo que se necesita para que se eduquen con calidad”.


Sin embargo, hay otros puntos favorables que se conseguirían en la educación por jornada única, en palabras de Deisy Sandoval, orientadora de una institución educativa distrital y asambleísta de la ADE.


Según ella, entre los principales problemas de la educación pública está la deshumanización del proceso pedagógico. Explica que la relación en los colegios entre maestro y estudiante es muy valiosa para el aprendizaje, y que últimamente se ha sistematizado desde la Secretaría de Educación.


“El niño es el centro del proceso educativo y es alrededor de este que converge todo lo demás. Entonces, el maestro debe conocer a ese estudiante para establecer cómo va a ser su práctica pedagógica”, expone Sandoval.


Según la orientadora, la jornada única reduciría ciertos inconvenientes de los muchachos debido a su condición social, en la que, con familias no tan numerosas, suelen quedarse solos en casa mientras no están en el colegio y acceder a vicios en estos tiempos disponibles. Esta jornada, además de cubrir más horas del día en el servicio educativo a los estudiantes, podría ser una oportunidad para fortalecer materias de tipo artístico y físico, que contribuyan a otros aspectos de la construcción personal del estudiante.


No obstante, no se sabe qué tanto de las materias “fuertes” se sacrificaría en los colegios, ya que, según la entrevistada, estas nuevas horas se usan más para materias tradicionales que para generar una variedad en el currículo. Y es que estas materias resultan fundamentales como base para muchas carreras universitarias y las pruebas de Estado.


Las pruebas de este tipo que más se toman en cuenta del bachillerato en Colombia son las Pruebas Saber 11, realizadas por el Instituto Colombiano para la Evaluación de la Calidad de la Educación (ICFES). Por ser pruebas estandarizadas, las competencias que evalúan son específicas: lectura crítica, matemáticas, sociales y ciudadanas, ciencias naturales e inglés.


Las pruebas saber ICFES, además de medir a los estudiantes individualmente, entregan ciertos resultados asociados a características poblacionales. Por eso, pueden revisarse y compararse los datos de los resultados de los colegios públicos con respecto a los privados.


En Colombia, según el Informe 46 del Laboratorio de Economía de la Educación (LEE) de la Pontificia Universidad Javeriana, acerca de las brechas en los resultados de las pruebas Saber 11, la diferencia de puntajes promedio entre colegios públicos y privados ha aumentado en los últimos años. Para el año 2021, el año más reciente que toma en cuenta el estudio, los colegios privados se ubican 32 puntos por encima de sus pares oficiales.


Al revisar los datos para Bogotá entregados por el ICFES en el año 2021, se observa esta diferencia entre colegios privados y distritales, en la que áreas como el inglés resultan críticas.


Por su parte, los entrevistados concuerdan en que las pruebas Saber del ICFES no son concluyentes con respecto a la calidad de la educación. “Las pruebas se han convertido más en una cuestión de requisito que una impronta clara de una institución o de la calidad educativa del país. Es desafortunado que para esas pruebas no se valoren circunstancias del orden o de la realidad propia de los estudiantes”, afirma Rafael Rincón.


Según Rincón, los resultados de las pruebas pueden impulsarse según el entrenamiento que reciba cada estudiante, y afirma que se han hecho ensayos en algunos colegios en los que se entrenan a estudiantes para la prueba y se logran resultados más altos. 


El profesor César menciona que los colegios privados logran resultados mejores en las pruebas Saber que los colegios públicos por la inversión que realizan las familias de estos muchachos, dinámica que no ocurre en los colegios distritales.


“Ellos pagan pre-ICFES; en décimo ya están haciendo pre-ICFES. Yo pienso que el mismo Estado debería financiar la preparación de estas pruebas, y los colegios implementar desde preescolar o primero el manejo de ellas. Pero por ejemplo yo quise hacer la propuesta para que los muchachos se prepararan, y los padres tampoco colaboran. Uno les dice que va a haber pre-ICFES para los niños de once y décimo, y nunca los mandan”.


Por último, y quizás uno de los problemas de más trasfondo que presenta la educación es la falta de proyección de los estudiantes. Por lo que comentan los entrevistados, los estudiantes actualmente no tienen ilusión en el estudio.

“Existe una desesperanza prendida en la juventud. Los chicos creen que, como han sido tan difíciles sus condiciones de vida, no vale la pena hacer más - explica Deisy Sandoval -. Ven que su papá y su mamá se matan trabajando, pero siguen viviendo igual de alcanzados”.


Esta realidad quizás tenga que ver con las deficiencias en el tránsito directo a la educación superior. Aunque la tasa de tránsito inmediato a educación superior en general en Colombia no es alta (apenas el 40% de los estudiantes para 2019, según el LEE), y Bogotá no tiene una tasa baja de tránsito con respecto al resto del país, no debe ignorarse este problema en la capital.


En Bogotá, según cifras del LEE para 2021, la tasa de tránsito a la educación superior de los colegios oficiales no llega al cincuenta por ciento de los estudiantes. Aunque muchos de los estudiantes que desertan en el colegio y que no continúan con una educación superior toman alternativas laborales inmediatas, existen otras alternativas de estudio no universitario que los estudiantes toman en gran medida, como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).


El docente César piensa que eso decide la mayor parte de los estudiantes. “El SENA es una cosa más fácil porque ellos directamente van a salir a trabajar, así sea a hacer una práctica y ganarse un salario”.


En contraste con las perspectivas de los profesores y directivos, Carol Sofía Hernández, personera de la Institución Educativa Distrital General Santander, se refirió en términos mayormente optimistas a la educación distrital. Aunque destaca algunas falencias que podrían intervenirse, como una mayor ayuda psicológica, enseñanza de educación sexual y manejo de drogas, afirma que el nivel educativo de los colegios privados y públicos es casi igual, e incluso considera que la educación pública lleva cierta ventaja, sobre todo en humanidad.


Hernández se siente confiada con respecto al resultado de las pruebas Saber ICFES de su promoción, y destaca que es un buen grupo. Sin embargo, resalta que en otros años ha habido programas de preparación para el ICFES en su colegio, y este año no se realizaron.

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