Comediante sanó heridas del conflicto con humor
Jesús Steven Bernal Castro, Comunicación Social y Periodismo
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El Pato Velásquez, humorista de Sábados Felices, fue víctima del conflicto armado, pero encontró en la comedia un refugio y un sentido de libertad.
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Foto: Andrés Velásquez
Prepara sus libretos semanalmente. Antes de salir al escenario, se mira al espejo y ve reflejado el personaje que creó. Mueco, con peinado ladeado, muy similar al que tenía el reconocido dictador nazi Adolf Hitler, se sube a la tarima usando una camisa que tiene plasmada la imagen de un pato. Andrés está listo para su puesta en escena. En ese momento, varias cámaras lo llevan a ser el centro de atención de varios televidentes que se ríen de sus chistes durante algunos minutos.
“Nací en el campo y los que nos criamos allí les llevamos ventaja a los del pueblo o los de la ciudad en muchas cosas. Nos divertimos más y la madre naturaleza nos consiente”, asegura el Pato Velásquez.
El comediante de Algeciras, municipio colombiano del departamento del Huila o como sus habitantes le dicen, la despensa agrícola y ganadera; nació el 28 de junio de 1994. Es el mayor de 4 hermanos y, como dice Andrea, su hermana, “el consentido del abuelo”.
Los Velásquez tuvieron que crecer en un contexto de conflicto. Algeciras es uno de los municipios que más sufrió los ataques y enfrentamientos por parte de las Farc por más de cincuenta años. Allí se ubicaron temidos guerrilleros como el ‘Corcho’, ‘Rodolfo’, ‘Paisa’ e incluso el temido Teófilo Forero Castro.
“Muchas veces, cuando se iba la luz, la guerrilla se metía al pueblo y había tiroteos, muertos y una iglesia destruida”, relata Andrea, que se escondía bajo su cama cuando este tipo de hechos ocurrían.
Aquellos episodios de matanzas dejaron huella en la vida de Andrés, quien estuvo presente en varias tomas guerrilleras. Pero, su infancia, llena de violencia, no fue obstáculo para que él se alejara del refugio que había encontrado en la comedia. Desde pequeño, Velásquez, como todo niño campesino de Algeciras, caminaba distancias extensas para ir al colegio a estudiar.
“El colegio me gustaba para ir a joder con mis compañeros, recochar y hacer parte de obras teatrales”, asegura el comediante, quien cada día iba a la escuela a poner apodos, molestar a los profesores y hacer chistes a mitad de las clases, pues muchas de ellas no eran de su interés. Este personaje afirma que el sistema educativo en Colombia no es el mejor y que en muchos casos la parte artística no es vista con buenos ojos.
Un día, en un recreo, Andrés pospuso su almuerzo, como era habitual, para ir a jugar con sus amigos. En el juego, un compañero le hizo una zancadilla y al caer perdió varios dientes. Esa tarde llamaron a la mamá de ‘Pato’ para contarle lo que había sucedido. “Al llegar le dije: mijo, ¿y ahora qué vamos a hacer para arreglarle los dientes? Nosotros no tenemos plata”, asegura Mireya Avendaño, quien en ese momento lloraba sin cesar.
“Personalmente, sí quería arreglarme los dientes, yo siempre fui feo y el que se me cayeran no me ayudaban mucho”, dice el comediante, quien entre risas recuerda que ese fue el motivo de muchas decaídas, frustraciones e incluso intentos de suicidio. Lo que él no sabía era que ese detalle estético, sus dientes, harían de él un personaje reconocido en el mundo de la comedia. “El motivo de aquellas tristezas de mi madre, de sus lágrimas, sería el motivo, hoy en día, de la alegría no solo de ella sino de muchas personas”, afirma el ‘Pato’.
El 23 de abril del 2007, en el colegio Juan XVIII, se iba a celebrar el día del idioma con un concurso de chistes. Andrés se había preparado mucho para esa fecha. No obstante, aquel día no pudo ir al colegio debido a que tenía que ayudarle a su tío a pescar. “Fue muy triste, quería ganar”, asegura el comediante. Días después, hubo otro concurso. Ese día, Andrés preparó un chiste de un pato que impresionó a todos y los hizo llorar de la risa. En ese momento, todos sus apodos desaparecieron y nació el sobrenombre de ‘Pato Velásquez’.
Del campo a la ciudad
Los Velásquez vivían en una finca muy lejos del pueblo. Pasaban sus días escuchando radio. Un día, su tío, Henry Vargas, les dio un televisor que no tenía imagen, solo sonido. Fue allí cuando el ‘Pato’ conoció Sábados Felices, cada fin de semana prendía su televisor y escuchaba a aquellos comediantes. “Un día mientras mi madre cocinaba yuca con agua de panela para la cena, le dije: mami, algún día voy a estar allá”, recuerda Andrés.
Sin olvidar su sueño, a la edad de 17 años, el joven comediante de Algeciras, viajaría a Bogotá a realizar casting para salir en Sábados Felices. “Andrés siempre ha tenido su aspecto cómico, cuando éramos pequeños él nos hacía reír en los momentos más tensos. Por eso, yo sabía que tarde o temprano él pasaría”, menciona Eduard Ramírez, su amigo. Y, tras dos años de casting, el ‘Pato Velásquez’ fue seleccionado para poner en escena su talento humorístico.
“Si el árbol quiere crecer nunca debe dejar sus raíces porque si lo hace, caerá”, menciona el comediante. Para ‘El Pato’, Algeciras es su esencia, es la tierra que lo vio crecer y que le ha dado todo, tanto golpes duros, como oportunidades artísticas. Es por ello que se molesta cuando las personas clasifican a su pueblo y sus habitantes como guerrilleros, drogadictos o alcohólicos.
Pero no es el caso de Diego León Ospina, director de la academia de actuación “Casa Actores”, que al ir a Algeciras tras la invitación de Andrés y al observar varias obras de teatro, vio talento en los jóvenes y decidió otorgarle una beca al ‘Pato’ para que estudiara en su academia “Círculo Colombiano de Artistas” y se preparara de manera adecuada para llevar conocimiento artístico a aquellos jóvenes soñadores. “Lágrimas no faltaron”, asegura el comediante, que estaba conmovido por el gesto de Ospina.
El motor de su vida son su hija y su madre. “Quiero devolverle a mi mamá todo lo que ella me dio, recompensarle todo lo que sufrió por mi culpa, porque yo era muy casposo”, asegura el Andrés. Ella quería que el ‘Pato’ estudiara y no fue hasta cursar 5 carreras diferentes que se dio cuenta de que lo suyo era la comedia y las artes escénicas, pues, con ello, lograría cumplir sus sueños y el de los niños de Algeciras.
Andrés descubrió que había mucho talento en su municipio. Así que tomó la iniciativa de crear “Comic Star”, un proyecto que busca enseñar el arte del teatro y la comedia a los estudiantes del colegio Juan XVIII, institución donde estudió. ‘Pato’ planea terminar sus estudios de actuación y seguir corroborando para que su idea crezca y su pueblo natal logre sacar futuros artistas.
Cada sábado, su madre, sus hermanos y sus amigos, prenden el televisor y sintonizan Sábados Felices para ver a su comediante favorito. A su vez, ‘El Pato', después de ser presentado por Humberto Rodríguez, se sube a la tarima con la frente en alto, mirando a su público y mencionando su típica frase “Hola, soy el ‘Pato Velásquez’ y sí, soy mueco”. Todo con el objetivo de dar alegría a los corazones de los colombianos.