Daniel Trespalacios: el don Juan de la radio
Jorman S. Romero Chaparro , Comunicación Social y Periodismo
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El locutor, que tiene una audiencia superior a los programas más influyentes en Colombia, insulta a los oyentes para “abrirles los ojos”.
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Jorman S. Romero Chaparro , Comunicación Social y Periodismo
Llega antes de la hora normal a la emisora para no perderse el inicio del partido del América de Cali. Son las 7:30 p. m., el partido arranca y queda media hora para que inicie su programa. Los ojos los mueve de arriba a abajo entre su IPhone X rojo y el televisor. Se va acercando la hora.
8 en punto: “A partir de este momento la programación de La Mega es para mayores de edad. El contenido puede ser sensible para algunos oyentes”. El Cartel de La Mega arranca. Daniel Trespalacios, el amo de la sintonía radial juvenil, lo dirige. Alrededor de quinientas mil personas lo escuchan todas las noches de domingo a jueves, un millón trescientas mil siguen la cuenta de El Cartel de La Mega en Twitter y seiscientas dieciséis mil siguen su cuenta personal, cuarenta y un veces más personas que las que siguen la cuenta de Voces RCN, uno de los programas más influyentes en el país.
Tiene 35 años. Se graduó de bachillerato en El Gimnasio del Norte en el 98. Por esa época, en medio de las fiestas y las emisoras juveniles, le nació el gusto por la radio. “Me la pasaba escuchando la Superestación 88.9, Radioacktiva y La Mega, ahí empezó a gustarme este cuento”.
Hoy está solo en la cabina. Su equipo de fútbol, “La mechita”, disputa su primer partido internacional después del descenso y está emocionado. Mañana vuela a Estados Unidos a las 8 de la mañana. Una mezcla de esos dos motivos lo tiene hoy haciendo el programa desde la cabina mientras sus compañeros están en una fiesta que organizó la emisora.
Carlos Mira, su compañero de programa, está en la fiesta. Daniel lo pone a contar chistes o “huesitos de marrano”, como los llaman allí, como esperando que el tiempo pase. De 8 hasta las 10 de la noche deben aguantar para pasar al “segundo tiempo del programa”, la parte de la pseudociencia; de lo paranormal. El programa va de 8 a 12 de la noche.
8:13 p.m., penal y gol del América. Daniel lo narra.
“¡Goooooooool de mi mechita!”, publica en su Twitter. Recibe 168 me gusta.
A las 8:15 Daniel deja que Carlos Mira cuente chistes desde la fiesta con personas que están ingresando. Toma el celular, revisa sus redes sociales. Retuitea algunos oyentes y pone risas desde la cabina a su compañero. Así, hasta las 8:45, cuando hacen una ronda de propagandas mezclada con un par de canciones.
A las 9 en punto, retoma la conducción del programa. 15 minutos después, al ver que no hay buenos chistes, abre la línea telefónica a los oyentes. 8 oyentes en 4 minutos, a todos los puso a contar chistes. Ninguno le gustó.
Sigue con un pregrabado de 10 minutos de chistes de un programa de la semana pasada. Más intentos de chistes desde la fiesta y el programa no coge ritmo.
“Oiga, Daniel, vea que Mira tiene unas botas como esas que le ponen a los niños que tienen las patas torcidas”, dice uno de los locutores que también está en la fiesta. Daniel ríe en silencio con una mueca particular: guiña el ojo derecho y aprieta los dientes. Sabe que el comentario es delicado.
Llegan las 9:55 y las cuñas lo llevan al final del primer tiempo: dos horas de mezquina o casi nula preproducción. “Jamás preparo algo, trabajo por el hoy”, afirma Trespalacios sobre la filosofía que aplica, no solo en su forma de vivir, sino también en el programa. “No tenemos un tiempo de preparación. Puede haber días que llegue a las 8 y abra el micrófono. Son cosas que voy maquinando a lo largo del día”. Finalmente, la realización del programa se recuesta en la habilidad de estos dos locutores para improvisar.
Cuando terminó el bachillerato, en El Gimnasio del Norte, quería trabajar en radio. En el 99 entró a estudiar comunicación social y periodismo en la Universidad Javeriana. Se graduó en 2004 con énfasis en producción radiofónica y, aunque quería hacer las prácticas en una emisora, las terminó haciendo en el colegio Gimnasio Moderno. “Una tarde un niño del Gimnasio Moderno me dijo que en La Mega estaban buscando DJ. Puse la emisora y escuché la cuña que decía que tocaba grabar un demo y llevarlo a la emisora”. Lleno de escepticismo, grabó el demo en la emisora del colegio. “Presenté ‘Vuelve’ de Latin Dreams y ‘El Cuadrito’ de Cuarto Aparte, lo entregué en RCN y al día siguiente me llamaron para entrevista”.
Quien ha sido su jefe en estos 14 años de trayectoria radial lo entrevistó. “Villalobos (Alejandro), me dijo que tenía un minuto para convencerlo y que si no me llamaba en 24 horas era porque no le servía”. Al día siguiente, el mismo día en que el Once Caldas de Henao, Viáfara, Galván Rey y Dayro Moreno levantaron la Copa Libertadores derrotando al Boca Juniors de Argentina, Villalobos llamó a Trespalacios y le dijo que estaba adentro. “Primero me tomó del pelo diciéndome que no, pero luego me dijo que fuera a firmar contrato”.
Hoy no hubo “Cazainfieles” –sección en la cual el oyente hace 3 preguntas para que un parapsicólogo le diga si su pareja es infiel o no-, pero no hay que retroceder mucho en el tiempo para encontrar un caso. Ayer Trespalacios y Mira estuvieron juntos en la cabina.
La programación regular del programa indica que las dos primeras horas son para “Huesitos de marrano” y “Cazainfieles”, las otras dos horas son para lo paranormal. Esto ha variado a través de los 13 años que lleva al aire el programa.
Otras secciones que a veces aparecen en la programación son las “noches de paisistas”, en donde llevan modelos y las desnudan hasta dejarlas en ropa interior o, en su defecto, completamente desnudas. “A las modelos estamos tratando de volver a traerlas”, dice Mira. Hace un año recibieron un llamado de atención por parte de Alejandro Villalobos, director de la emisora, y no han vuelto a hacer la sección.
“Llámenos y cuéntenos su caso, acá les ayudamos a saber si su paraje es infiel”, dice Daniel luego de que le colgaran una llamada de broma a un motel. Era día de “San Valentín”.
El productor del programa llama a una oyente que escribió por correo sus datos para que la llamaran y le ayudaran a “solucionar su caso”.
-Aló, ¿quién habla?
- Leidy - dice la oyente. Esta vez no es una niña quien llama, como habitualmente sucede-.
-Cuéntenos cuál es su historia.
-Bueno, pues yo tengo una relación a distancia. Yo tengo 34 años y él, 30.
-Ah, comiendo pollito. De 30 es para que tenga un man cuarentón. En serio, una de 34 está bien que ande con un tipo de cuarenta años, pero no con uno de 30.
Se ríen de la oyente. La interrumpen. La recriminan. La ignoran un rato y se van a pausa comercial. Leidy cuelga y ni los locutores ni el productor se dan cuenta. Termina la pausa de 15 minutos.
- Oiga, Leidy, ¿sigue ahí?
Se dan cuenta de que la oyente ha colgado. La llaman de nuevo. Después de 15 minutos más de llamada, Daniel se disgusta y califica de “estúpidas” las preguntas de la oyente. Leidy vuelve a colgar. “Esta vieja me la voló”, dice Daniel mientras se ríe.
Es inquieto. Cuando pequeño jugó fútbol en las divisiones menores de Millonarios. A los 18 años empezó como disyóquey en pequeñas discotecas de Bogotá, ahora es DJ y productor de música electrónica. Ha sacado 6 sencillos, tiene 50.535 oyentes mensuales en su canal de Spotify y hace 3 meses cerró el festival “MegaLand” en donde lo escucharon más de 40 mil personas en vivo. Hace poco más de un año publicó un libro de historias paranormales, aunque dice nunca haber presenciado alguna.
“El Tripas –como acostumbran llamarlo- es sencillo. Uno ve que les dedica tiempo a los oyentes cuando vienen a buscarlo. En la noche normalmente llega a las 7:30 o faltando un cuarto. Muy rara vez llega sobre el tiempo y, cuando es así, ahí sí llega corriendo”, dice don José, celador de la cadena radial RCN.
Daniel llega a las 9 de la mañana a la emisora y se va para la casa al medio día. Vuelve a las 7:30 de la noche y se va otra vez a la medianoche. “Duermo un ratico en la madrugada y un ratico en la tarde si es que puedo”, dice Daniel.
Vive en compañía de su gato en su apartamento en Bogotá. Ni Carlos Mira, con quien ha trabajado por más de 5 años, le ha conocido una relación amorosa. “Le he conocido amiguitas, pero novias no”, sostiene.
Su trabajo ha sido ampliamente criticado por el lenguaje que usa y por su trato con los oyentes. “Creo que a veces los que critican la sección es gente que ni siquiera oye el programa. Ni saben de qué se trata”. Para hablar de ese tema, sí mira a los ojos, como no ocurre en el resto de las ocasiones.
“El que habla no es un locutor, soy yo, Daniel Trespalacios”, afirma un poco exaltado. “Como el caso de hace unos días, que una niña me llama y me dice ‘es que en dos años no he visto a mi novio sino 2 veces’, pues es una imbécil. Trato de abrirles los ojos como el amigo fuerte, soy el amigo duro, directo. El que todos necesitamos”.
Así mismo como lo critican también recibe halagos de sus oyentes. El programa está por terminar y Daniel está recibiendo llamadas de ellos. Una señora de 40 años llama a contar la historia de cómo hace un mes su marido murió. “Ahora me siento muy sola. Él era un muy buen hombre”, dice la oyente casi llorando. “Señora, no llore”, dice delicadamente Daniel. “Así como mi madre está en el cielo, o donde sea que esté cuidándome, su esposo debe estar ahí haciendo lo mismo con usted”, continúa. Daniel la consuela, la hace reír y le insiste: “haga que su esposo esté tranquilo allá y dese la oportunidad de seguir viviendo”. La señora le agradece por escucharla y cuelga. Quedan pocos minutos para acabar el programa.
“A todos ustedes, gracias por escucharme una semana más. Soy Dani Trespalacios y pasen un buen fin de semana”. La luz del micrófono se apaga, toma su celular y sale para su casa a encontrarse con su gato.