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El cine no debe de ser políticamente correcto

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David Fernández Orjuela, Comunicación Social y Periodismo

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Aves de Presa, aclamada por lo bien actuada y su ritmo preponderante, pero criticada por su débil crítica social.

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La película de la directora Cathy yan parecía ser la última esperanza de salvar la franquicia de Warner Bros. Basada en los comics de DC. Birds of Prey, o por su nombre al español, Aves de Presa, es un Spin-off de la película Escuadrón Suicida que transcurre en el universo de Súper héroes de DC Comics. La película, rodada en Los Ángeles, fue estrenada el 6 de febrero de 2020. Su recepción, como era de esperarse, fue dividida. Las grandes expectativas que tenían los seguidores de ver el resurgimiento de su franquicia de súper héroes favorita se vieron frustradas por culpa de un guion enrevesado, con personajes poco creíbles y mal pensados. A pesar de las críticas, una gran parte del público aclamó la cinta por lo bien actuada y su ritmo preponderante. La película pecó por llevar de la manera incorrecta una crítica hacia la misoginia. Es evidente que la forma en la que se planteó el personaje de Harley Quinn no fue la acertada, por lo que la mayoría de su público la rechaza.


La trama de la película transcurre de forma no lineal, como Pulp Fiction de Tarantino, con la diferencia de que esta es una sola historia con subtramas de dos personajes. Los hechos que vemos al inicio de la cinta se nos muestran de manera fugaz, haciendo la transición de una escena a otra, cuyo hilo conductor es la narración de la protagonista. Esto se vuelve problemático debido a que no existe ninguna razón narrativa para que la película se encuentre en desorden. Además, en el guion, según la directora de la película y Ewan McGregor, el villano, el trasfondo del filme es combatir la misoginia con detalles sutiles dentro del mismo.


Esa sutileza que ellos pregonan no parece ser muy sutil, desde el hecho de que en el guion no existe ningún hombre que no sea un villano, exagerando la maldad para poder justificar el mensaje feminista. Los personajes tampoco tienen una buena construcción. Basándose en el cómic, las aves de presa son un grupo de mujeres caza recompensas en la que Harley Quinn no se encuentra involucrada. En la película, este grupo no se muestra sino hasta los últimos cinco minutos de la cinta, siendo totalmente irrelevante en una película que lleva este nombre. Además, la creación de personajes Mary Sue (personajes perfectos sin errores e idealizados), como las cinco mujeres protagonistas, rompe totalmente cualquier giro de trama o estructura de lo que es un personaje creíble.


¿Por qué Harley puede vencer a toda una comisaría con apenas un arma de confeti y un matón no puede ni acertarle un golpe a una carterista sin experiencia en combate? Los personajes femeninos rozan la perfección, mientras que los hombres son solo el chivo expiatorio para poder quejarse del machismo y ridiculizarlo.


Yan quiere, por medio del villano principal, Roman Sionis, reflejar el peligro del machismo y cómo este afecta a las mujeres. La poca sutileza en escenas como la canción que canta Canario Negro, o las claras referencias a la teoría del techo de cristal con la detective Montoya no son coherentes en una película colorida y con un ritmo preponderante. Al final de la cinta, todas las mujeres se enfrentan a la banda de Roman. En este punto, es evidente que la dirección tiene sesgos políticos que son metidos con calzador. No es creíble que cinco mujeres sin poderes ni armas de fuego derroten, con facilidad y sin recibir golpes, a una de las bandas más peligrosas de toda Gotham City.


Las películas de DC están decayendo en calidad, y sus últimos lanzamientos fueron algo muy alejado de la clásica cinta de súper héroes. Ahora parece ser que se van por una rama más filosófica y profunda de lo que es ser un villano. Es extraño ver el contraste que tiene Aves de Presa con El Guasón. Ambas son facetas que nunca habíamos visto en el cine de DC. Sin embargo, Cathy Yan nos entregó un producto audiovisualmente bien hecho, pues los colores, los escenarios y las actuaciones son impecables. Pero no puede considerarse una obra buena en su conjunto. Y no lo es, no porque muestre un punto de vista diferente sobre la sociedad, sino porque planea adoctrinar burlándose de la inteligencia de los espectadores. Una crítica social se hace con argumentos, pero la directora lo hace con tópicos ya desmontados y falacias de superioridad moral.


Los Ángeles de Charley, Hombres de Negro: Internacional y Las Caza Fantasmas son claros ejemplos de que la agenda política y la corrección política están arruinando el cine. No hay necesidad de forzar personajes femeninos perfectos. Las historias orgánicas con desarrollos originales venden más que una readaptación de lo ya visto, pero cambiando el género de los personajes. La industria se desprestigia haciendo estos productos de mala calidad. Si se quiere hacer una crítica social en contra del machismo, hay otros métodos. Y, lamentablemente, estas prácticas se adoptaron en todos los demás ámbitos. Los policías del pensamiento tratan de imponer ideas, no de fomentar el debate. Por eso Aves de Presa es mala, es, en efecto, una enseñanza de cómo, no realizar crítica social.

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