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PSG vs Bayern Múnich - Foto: Foto: AP
Llevaba años sin emocionarme tanto por un partido, sin llevarme las manos a la cabeza. Tenía en mi mente que el fútbol había cambiado, se había vuelto demasiado táctico, no había espectáculo, no me gustaba el rumbo que estaba cogiendo. Sin embargo, el martes 13 de abril, el partido entre el PSG y Bayern Múnich me recordó las épocas donde más disfrutaba este deporte, esos partidos mágicos, como el Milán 3-3 Liverpool de La Champions del 2005, o el Real Madrid 2 - 6 Barcelona de Liga del 2009. Cuando solo con escuchar el himno de La Liga de Campeones se me erizaba la piel.
Se repetía la final de la edición pasada, pero esta vez en cuartos de final. El conjunto francés quería sacarse esa ‘espinita’ de haber perdido la temporada pasada, y el conjunto alemán tenía en sus planes seguir dominando Europa. Terminó con un marcador final de 0 - 1 a favor del Bayern, — pudo haber terminado 4 - 4 perfectamente —, y un global de 3 - 3 a favor del PSG, pasando a semifinales gracias al gol de visitante.
Estos dos equipos nos habían regalado ya un partidazo en la ida, no se esperaba menos en la vuelta, y rompieron todas las expectativas, raro en un equipo como el PSG, que a pesar de tener un presupuesto como para comprar dos veces todos los equipos de la Liga Colombiana nos decepcionaba siempre. El único ‘pero’ del partido es que hubo un solo gol, pese a ello nos demostraron que no hay necesidad de ver gran cantidad de goles para emocionarse. Hubo una demostración total de ataque, contraataque, defensa sólida, defensa escalonada, magia y potencia. También un partido casi perfecto en arbitraje, sin polémicas, como debería ser siempre, ojalá les mostraran este partido a más de un juez.
Los parisinos y los bávaros nos regalaron un espectáculo digno de entrar en la enciclopedia del fútbol como uno de los mejores partidos de la historia. Los dos rivales estuvieron a la par y mostraron todas las facetas de este hermoso deporte. El PSG avisó al minuto 2’ por medio de Neymar y Mbappé y así se repitió al 9’ y al 27 '; Neuer, como una ‘gacela’, evitó que el balón entrara; al 25’ un ‘tacón’ habilitó a Sané, que para mala fortuna de él su disparo salió desviado. Al 34’, “Ney” le ‘rompió la cintura’ a Lucas Hernández y estrelló la pelota en el palo — El primero de tres que dieron en el larguero—. Finalmente, el gol del Bayern llegó en el 40’, después de una jugada enredada en el área chica, Choupo-Moting logró ‘empujarla’, cumpliendo la famosa ‘ley del ex’. Así fue todo el compromiso, un partido de ‘toma y dame’, de golpe por golpe.
El Bayern, por su parte, nos dio una clase de cómo se debe caer en un partido, luchando hasta el final, peleando cada pelota, ejercían una presión frente al rival pocas veces vista. A pesar de la derrota, como equipo es el mejor del planeta, compacto en todas sus líneas, defensa descomunal, y una ofensiva letal. Para mala fortuna de los bávaros, si había un equipo que les podría complicar la eliminatoria era el PSG. Por un lado, por tener bajo sus filas a Kylian Mbappé, sinónimo de potencia, velocidad y gol, pero el factor más determinante es que tienen un jugador diferente, en peligro de extinción, el mejor jugador de la actualidad: Neymar Jr.
En una época donde los espectadores solo suspiran por los ‘Killers”, yo me rindo ante la magia de Neymar. El jugador que me transporta a mi infancia, me hace recordar los partidos en el barrio. Fue el MVP(mejor jugador del partido), los primeros 60 minutos del juego lo que hizo fue descomunal, de un genio absoluto. Mostró una versión mejorada y más madura de su mejor momento en el Barcelona. Se entendía como por telepatía con Mbappé. Regateó, disparó, asistió, y nos mostró más de un lujo. Es un jugador completo, de esos por los que pagas por ver, mágicos, de los que hacen de este deporte un espectáculo. Si Neymar se enfocara 100% en el fútbol no tendría rival. Esperemos que aún no sea muy tarde para el astro brasileño.
A final de mes se enfrentará la magia del PSG contra los herederos del ‘fútbol total’ (Manchester City), partido que tiene todo el potencial de superar este, ojalá no decepcione.
Este partido me demostró que puedo disfrutar del fútbol moderno, el que es más táctico, el más directo, el de menos posesión y más resultados. Sin embargo, con lo que más me quedo, son con esas pequeñas ‘pinceladas’ del ‘Tiquitaca’, esos ‘lujos’ y gambetas de Ney, Mbappé, Di María y Coman; aún hay espacio para este tipo de cosas en este deporte, en este juego fue lo que marcó la diferencia. Espero con ansias que salgan más jugadores y, por consiguiente, más partidos que nos deleiten con esta clase de jugadas, porque son la sonrisa del fútbol.