top of page

Escuchar el himno nacional: lo bello de la victoria

pulzo.jpg

Luisa Fernanda Moreno Rodríguez, Comunicación Social y Periodismo

Fecha:

La historia de la patinadora colombiana, medallista olímpica en los Juegos de la Juventud 2018 y dos veces campeona mundial.

Lea también:
'El reto del nuevo Ministerio del deporte'
Escuchar el himno nacional: lo bello de la victoria
Foto:
Foto: Archivo de Gabriela Isabel Rueda

Colombia es una potencia en el patinaje de carreras y en los últimos años el protagonismo se lo ha llevado la bogotana Gabriela Isabel Rueda, quien, con tan solo 18 años, es una gran exponente en este deporte y ha acumulado logros como medallista olímpica en los Juegos de la Juventud 2018, dos veces campeona mundial; campeona panamericana en la categoría juvenil y de mayores y campeona nacional en todas las categorías y competencias posibles.


Rueda es una mujer preciosa y no solo en el sentido físico sino en su alma.  Con amabilidad, con una voz enérgica y sin ninguna excusa responde a cada pregunta con una madurez que sorprende a su corta edad.


Su saludo es cordial y afectuoso, de beso en la mejilla, con mucha confianza. Ella acababa de llegar de entrenamiento, pero siempre se muestra dispuesta. Nos hizo pasar a su casa y se disculpó por el desorden debido a las remodelaciones que se están llevando a cabo.


Gabriela recuerda una de las experiencias que más la ha marcado tanto a nivel personal como deportivo. “Desde que salieron los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018 me empecé a preparar. Fueron 3 o 2 años de proceso en los cuales nos propusimos a cumplir esa meta. Llevaba unas cargas impresionantes, porque la idea era llegar con mi 100 por ciento, sabía que estaba preparada para ello”, afirmó al destacar ese momento fundamental en su carrera.


“Esa competencia me marcó a mí, a mi familia y al patinaje colombiano, porque nunca había estado en un ciclo olímpico entonces gracias a Dios todo salió de la mejor manera y pude darle la medalla a mi país”, ratifica, con una sonrisa amplia y los ojos cerrados mientras recuerda ese día.


“A la hora de la premiación no nos dieron ni tiempo de peinarnos. Salimos así todas sudadas, todas horribles”. Se lleva la mano para dibujar en su rostro el recorrido del sudor. Es una experiencia única que muy pocos deportistas pueden vivir”, agrega Rueda, sin ocultar su emoción.


“Lo más bonito fue escuchar el himno nacional en primer puesto porque eso era lo que queríamos, ver la bandera en lo más alto del pódium me erizó la piel, me dieron ganas de llorar. Duré un poco en procesar mi triunfo”, puntualiza con la voz entrecortada y los ojos brillantes por las lágrimas que amenazan con soltarse.


Sobre la participación futura del patinaje de ruta en unos olímpicos de verano, Gabriela Rueda expresa su sentir frente a ese tema:


“Así como cualquier otro deporte, en el patinaje nos esforzamos nuestro 100% para ser campeones del mundo y para ser los mejores deportistas.  La verdad es un sacrificio que hacemos, hay veces que tu cuerpo ya no da más, pero quieres seguir por lograr el objetivo”.


Sin embargo, ella entiende que llegar allí es muy complicado. “Nos encantaría, sería algo grandioso, maravilloso. Pensábamos que los Olímpicos de la Juventud iban a abrir las puertas para los de verano, pero dicen que ni los que vienen ni los del 2024. Ojalá cambien las cosas y estemos”.


Destaca la importancia para Colombia de esta actividad y el enorme potencial que existe, tanto en este como en otros deportes, como en el fútbol y el ciclismo. “Por eso es muy bonito que nos busquen porque le dan importancia al patinaje, no únicamente cuando ganamos”.


Para Rueda, su familia ha tenido un papel importante en su camino deportivo. Gracias a ellos conoció su amor por el patinaje.


Vivo con mi mamá y con mi padrastro. Tengo 5 hermanos. Desde muy chiquita era muy hiperactiva y mis padres decidieron meterme a que practicara un deporte.  Escogieron el patinaje. Tenía unos patines ¡súper malos!”, enfatiza Rueda.


“Mi mamá siempre es la que me ha apoyado. Me acompaña con mis hermanos a absolutamente todos los lugares que voy. Todos me adoran y los adoro”, asegura.


Y lo ratifica: “Me apoyan muchísimo, desde muy pequeña me acompañaban a mis competencias y mi padrastro también. Tengo buena relación con toda mi familia, me han apoyado mucho en este proceso”.


Rueda, desde pequeña, ha tenido aptitudes para los diferentes tipos de actividades físicas y desde que estaba en el colegio su talento se empezó a evidenciar: “En el colegio siempre fui súper destacada- sube su mano para referirse a algo alto y hacer énfasis en sus palabras - en el deporte. Y sí, practicaba fútbol, hacía torneos y me iba súper bien. En los test que tenían que ver con el deporte me iba súper”.


Luego de llevar tiempo practicando patinaje, Gabriela le empezó a tomar pasión a este y lo dejó de ver como un hobby y pasó a practicarlo a nivel de competición.


“Yo inicié entrenando sábados y domingos y era muy pequeña de estatura. El entrenador no sabía que ya tenía la edad. Entonces, fue cuando vi que mis compañeras subían de categoría y yo no, fue algo muy complicado pero mi mamá habló con el entrenador”, recuerda.


Y luego detalla sus rutinas de entonces, como si se tratara de un pasado lejano: “Empecé a practicar entre semana, en la tarde, también estudiaba en ese horario y por eso salía del colegio rápido. ¡Me cambiaba en el carro, me ponía los patines en el carro, me bajaba y a entrenar!”


Aunque Rueda ha asistido a muchas competencias tanto a nivel nacional como internacional y ha alcanzado grandes logros, para ella una de las más importantes fue su debut.


Levanta sus ojos, se ríe y dice: “Decidí cambiar de patinajes semi a profesionales, entonces llegué contenta con mi mamá, padrastro y hermana a la competencia. ¡Me quedaban gigantes! nadie nos ayudó a comprarlos por eso simplemente me compraron unas tallas más grandes para que me duraran más.

“Recuerdo que en la primera curva casi me caigo. Llegué de última, casi 20 segundos después de todas, eso es muchísimo, y todo mundo me aplaudía. Pero fue una experiencia muy bonita y siempre me acuerdo de eso”.


Es común encontrar que cuando las personas tienen una pasión, ya sea deportiva o artística, toman a alguien que se destaque en dicha actividad como un modelo a seguir. Pero para Gabriela esto no es así.


En Colombia hay patinadores increíbles y campeones mundiales también, pero desde pequeña no he tenido un referente clave. Sabía de patinadoras importantes como la “Chechi” y cuando pequeña solo me fijaba en ella. Pero hay patinadoras muy buenas, no puedo decir quién es la mejor patinadora en mayores en este momento. En sí no tengo una referente clave siempre pienso en ser la mejor patinadora y pues vamos a ver, hasta ahora subí a la categoría de mayores.


A sus 18 años Rueda ya ha terminado su bachillerato y cuenta cuáles son sus planes a futuro en el ámbito deportivo y profesional.


“Bueno, obviamente quiero estudiar.  El deporte es por momentos, tú siempre no vas a estar a tu 100% entonces pues mi idea sí es estudiar. Me gustaría estudiar psicología y después especializarme en psicología del deporte porque me gustaría algo que tenga que ver con lo que yo hago. Hasta donde Dios quiera que llegue en el deporte, llegaré”, dijo Rueda.


“Tengo pensado estudiar hasta el otro año, estoy muy joven todavía”, afirma mientras sonríe. “Tengo la carrera de patinaje comenzando hasta ahora en la categoría de mayores y pues espero seguir cumpliendo mis sueños y después sí darle la oportunidad al estudio”.


Para finalizar, Gabriela habla del sentimiento, que guarda en su corazón, por el patinaje.


“La verdad es amor. No se cómo explicarlo, es como mi vida, una a la que estoy acostumbrada, dice entre suspiros. Amo el patinaje, me encanta hacer deporte además el patinaje es una conjugación de deportes. El amor que le tengo al patinaje es único, yo no podría cambiarlo. De pronto sí me gustaría hacer otro deporte, pero el patinaje siempre será como mi favorito. Me siento muy contenta de practicarlo y alcanzar mis objetivos”, dice ensimismada y luego remata: “Siempre que salgo a una prueba la lucho muchísimo. Así mis piernas no respondan, yo misma me doy ánimos, se ríe. ¡Vamos, Gaby, sí puedes, métele! Es algo que he aprendido de mi familia, que siempre ha sido muy guerrerita pues salen adelante y eso lo tengo presente. Yo solo espero poder seguir dándole más triunfos a mi país y dejarlo en lo más alto”.

bottom of page