Futuro de las editoriales universitarias, incierto en un contexto cada vez más digital
María Isabella Espinosa Fortich y Paula Castro, estudiantes de Comunicación Social y Periodismo
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En un mundo en el que la tecnología es cada vez más importante y esencial para la vida diaria, las personas presentan opiniones contradictorias sobre las ventajas de los textos académicos impresos y digitales.
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María Carolina Herrera, estudiante de Comunicación Audiovisual y Multimedios.
Desde el ámbito de los libros universitarios y académicos, los profesionales poseen visiones contradictorias acerca de la vigencia que poseen los ejemplares impresos en un mundo cada vez más digital. Mientras algunos consideran que este campo ha perdido importancia y vigencia, otros afirman que dicha virtualidad ha incluso reafirmado la preferencia de las personas hacia la literatura académica y universitaria impresa.
Desde el punto de vista de Elsa Robayo, directora de Publicaciones de la Universidad de La Sabana, es posible afirmar que el paso a la virtualidad logró impulsar el campo de los libros universitarios y académicos durante la pandemia que se vivió a nivel mundial y, de hecho, esto permitió desmentir la creencia que se tenía de que en la actualidad las personas han dejado a un lado la lectura.
Lo anterior se puede evidenciar en “el comportamiento del sector editorial colombiano, latinoamericano y mundial en la pandemia. Durante esta coyuntura se reinventaron todos, la industria se movió a pesar del cierre y se aprovecharon de la red para darle vida al libro”, afirmó Robayo. Sin embargo, para esta experta, el libro impreso sigue siendo la opción preferida por las personas.
A pesar de que la distribución y creación de los libros impresos se paralizó durante la pandemia del COVID-19, “no es real que todos los libros se volvieron virtuales -continúa Robayo-, pues, particularmente, en la Universidad de La Sabana las ventas de libros editados por la Dirección de Publicaciones ya superan los 180 millones de pesos anuales a pesar de la pandemia. El 80% de los libros vendidos son impresos, puesto que los estudiantes siguen prefiriendo el libro impreso sobre el digital”. Incluso, podría decirse que, en algunas ocasiones, el libro impreso se convierte en el complemento del libro digital pues, una vez se lee el libro digital, las personas deciden comprar el mismo de manera impresa para así poder vivir la experiencia que trae consigo un libro físico.
No obstante, es cierto afirmar que la industria de los libros académicos y universitarios ha tenido que acercarse más al lector y facilitarle la vida. Es por esto que las universidades, como lo es el caso de la Universidad de La Sabana, han creado alianzas y acuerdos con empresas como Bibliomanager, que facilitan la “comercialización, distribución e impresión de libros bajo demanda” alrededor del mundo. Tal como ocurrió en el caso del libro Ecología de la familia, escrito por Cristian Conen y publicado por la Dirección de Publicaciones de la Universidad de La Sabana, que se vendió bajo el modelo de impresión bajo demanda en una librería de Palermo, Buenos Aires.
Desde otro punto de vista, es posible afirmar que, en realidad, los libros de las editoriales universitarias han perdido gran importancia en la actualidad. Tal como lo afirma Paola Marín, investigadora de la Maestría en Estudios Editoriales del Instituto Caro y Cuervo de Colombia, “los tirajes de las editoriales universitarias son pequeños y el sistema de distribución y su poca visibilidad en librerías, fuera del circuito de las universitarias, ocasiona que su impacto no sea mayor en el mercado del libro colombiano”. Esto podría deberse a que “los libros universitarios son de venta lenta y, por esto no hay librerías que acepten libros universitarios”, afirmó Nicolás Morales, director de la Editorial Javeriana, como parte del discurso que ofreció en una de las actividades de la celebración de los 15 años del Fondo Editorial Universidad EAFIT.
Asimismo, lo anterior se debe al detrimento que ha experimentado la cultura de la lectura en los jóvenes de hoy en día. Tal como afirmó Morales, “los estudios muestran que los jóvenes están viviendo una dramática trasformación en sus hábitos de lectura y que la mayoría deja de leer, mayoritariamente, cuando se gradúa. Es decir, son pasajeros provisionales del pensamiento académico”.