Cuando somos pequeños, es común buscar a algún personaje con el que nos identifiquemos o con el que hayamos creado un lazo especial, ya sea un protagonista de dibujos animados, el héroe de una película o muñecas que solo vemos en cajas en las estanterías, por ejemplo. Estos personajes nos ayudan a explorar la imaginación y, en muchos casos, permanecen en nuestros corazones hasta que somos adultos, ya sea de forma añorada como un recuerdo lejano o todavía muy arraigada a nuestra identidad. 

Recuerdo que desde muy pequeña sentí una conexión especial con un personaje que, al sol de hoy, sigue siendo un gran ícono de la cultura pop, pero mi yo de 5 años ni sabía ni le importaba este hecho. De un momento a otro pasé de tener un tierno peluche a incluir a este personaje en muchos aspectos de mi vida: zapatos, posters, ropa, películas, kits de lonchera, morrales para ir al colegio y otras cosas que apenas recuerdo borrosamente. Mi compañerita de infancia fue la gatita/niña de moño rosado, símbolo de amistad, Hello Kitty. 

En el 2024, la reconocida gatita nacida en Londres, pero creada en Japón, cumple su aniversario 50. Más allá de ser, en mi opinión, un personaje adorable con una simbología especial en su moño y ausencia de boca, ha logrado trascender para convertirse en un fenómeno cultural. No solo está enfocada para un público infantil (como lo fue al comienzo), sino que ha logrado atraer a una audiencia de mujeres adultas (me incluyo entre ellas) con productos que representan el mainstream hasta la contracultura. 

La historia de este personaje se remonta a la década de 1970, cuando la compañía japonesa Sanrio, bajo la dirección de su fundador, Shintaro Tsuji, buscaba expandir su línea de productos. En 1974, con el objetivo de incursionar en el mercado de las sandalias con diseños de dibujos, la empresa contrató a dibujantes, entre ellos Yuko Shimizu, quien dio vida a Hello Kitty. Su primer producto fue un tierno monedero lanzado en 1975 que superó las expectativas de ventas, lo que llevó a la marca a expandir su línea de productos. Un año después de su debut entró triunfal en los Estados Unidos con la apertura de su primera tienda oficial en el continente americano. 

Esta gatita ha cubierto diferentes esferas del mundo pop. Por lo menos, poco a poco emergió como un ícono en la industria de la moda, participando en colaboraciones con diversas marcas de renombre como Converse, Dr. Martens, Crocs y hasta la prestigiosa Balenciaga con un bolso que cuesta más de $2.500 dólares. Incluso adornó la portada de la revista Elle para Taiwán en la edición de diciembre de 2011, como homenaje para el aniversario 20. Para la celebración de sus 50 años, la marca Sanrio se asoció con Casio para lanzar un reloj de la línea Baby-G, de color blanco con detalles rojos y azules, además de diseños de la coqueta gata en la correa. 

No podemos negar el éxito comercial de Hello Kitty se encuentra en el top 3 de las franquicias de medios más rentables de todos los tiempos. Actualmente, su marca tiene presencia en más de 130 países y ofrece una extensa gama de productos, que se estima en unos 50.000: desde tostadoras que imprimen la cara de la gatita en el pan hasta las tiendas de café más tiernas y encantadoras que se puedan imaginar. 

Además, el personaje de la gatita de origen japonés ha sido protagonista de varias películas, incluyendo su propia versión de Caperucita Roja o Pinocho. No muchos personajes animados pueden presumir de tales logros. Y no solo eso, también tiene más de 10 series animadas, siendo la más reciente Hello Kitty: Super Style!, estrenada en diciembre de 2022, que todavía tengo pendiente por mirar.  

Estas producciones no solo han entretenido a generaciones de fans, sino que también han contribuido a expandir el universo de la minina, explorando temas de amistad, valentía y aventura de una manera simpática. 

Hello Kitty seguramente continuará siendo parte de mi vida. Las personas cercanas a mí conocen bien mi gusto por el personaje que me obsequian ciertos objetos con alusiones a este. Un peluche que me acompaña todas las noches para levantarme con las slides rosadas con la carita de gato esperándome al lado de la cama para empezar el día. Puede ser para muchos solo una simpática figura de dibujos animados, pero para mí, representa mucho más. Es un recordatorio constante de la infancia, de los momentos felices y de la inocencia perdida en el tumulto y ruido de la vida adulta.