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Soñando con los pies en alto

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Paula Andrea Castro Leiva, estudiante de Comunicación Social y Periodismo.

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La que fue la Reina Nacional del Bambuco 2018, es dueña de su propia academia de baile y es coordinadora de danzas del municipio de Mosquera.

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Paula Andrea Castro Leiva 

Tania Alejandra Rodríguez Cachaya, más conocida como ‘Tato’, es una mujer que ha luchado por sus sueños en la danza y, aunque no llegó a imaginar todo lo que tendría en este momento, sigue compartiendo con los demás su pasión por el baile. Pasión que lleva en su sangre desde los 7 años, cuando empezó a bailar en el Centro Cultural Bacatá de Funza, y que ha ido más allá de su triunfo como Reina Nacional del Bambuco 2018, pues no acepta un ‘no’ como respuesta, ya que ella en la vida, como en la danza, si se cae, se levanta.


Ella es una mujer única que, con ojos pequeños, mirada vivaz e intensa, con su nariz fina, con sus labios pequeños y sensuales, deja a más de uno con la boca abierta. Tato, a sus 25 años, ha logrado cada uno de sus proyectos, como ser dueña de Ballet Taroca y coordinadora de danzas en el municipio de Mosquera. Además, muestra una gran debilidad por las papas con paprika, pero, en especial, lo que más adora hacer en su tiempo libre es ir a conocer restaurantes con decoraciones y platos curiosos, como La Mesa de Papel, El Cielo y La Paloma.


Eran las cuatro de la tarde del miércoles 11 de agosto. Mi entrevista había sido programada a las 7:30 p.m., u 8:00 p.m. Sin embargo, decidí llegar 4 horas antes, porque quería conocer, sentir y observar cada uno de sus movimientos a la hora de bailar ballet y necesitaba ver a la verdadera Tania. Por suerte, ese mismo día ella daba clase a sus 20 niñas de 3 a 5 años. Al ingresar, lo primero que vi fue la emoción de los padres al preparar a cada una de sus niñas para la presentación. Me vi rodeada de espejos y paredes rosadas. Al lado izquierdo, vi la recepción y, un poco más allá, se alcanzaba a ver el interior de la oficina de Tania.


Al iniciar su clase, Tania se paró al frente y empezó a indicarle el movimiento a cada una de sus niñas. Tato inició haciendo un estiramiento para que su cuerpo lograra tener elasticidad poco a poco. Por otro lado, las niñas empezaron a verla y, aunque el movimiento no se veía igual al de Tania, ellas hacían su mayor esfuerzo y, mientras tanto, Tato pasó por cada una corrigiendo los movimientos.

Mi vista se centró en Tania y en cada movimiento que ella hizo. Me sorprendió la elasticidad que tiene. Es como si no tuviera huesos y me impresiona que todo empieza desde los pies y va subiendo lentamente hasta los brazos. Cuando llega a los brazos y veo su rostro, solo pienso que ella está en su mejor momento como bailarina, y lo que hace más emocionante este acto es que está bailando con sus pequeños angelitos.


—Tania me cambió la forma de ver todo. He aprendido de sus valores, de sus fortalezas y debilidades. Ella siempre me hace ver el lado positivo de todo, me motiva a no rendirme— dijo David Álvarez , estudiante de la academia Ballet Taroca.

Después de ver todo su proceso, nos reunimos en su oficina. Esta estaba llena de estatuillas de vírgenes, cuadernos, libros, bailarinas y atrapa sueños por todo lado, lo que a primera vista puede verse como desorden.


—Todo lo que hay aquí son detalles que me han dado. Yo no he comprado nada —aclaró Tania e hizo énfasis en aquellos que son para evitar la mala energía o la envidia, ya que ella es muy confiada y, por ello, la han lastimado muchas veces.


Tania descuida su salud por su compromiso —mencionó Felipe Herrera, mejor amigo de Tato.

Ella empezó a hablar acerca de su paso por el reinado y el impacto que este tuvo en su vida. Tania inició aclarando que no quería ser parte de ese mundo del modelaje, en el cual tuvo que cambiar su dieta por completo, dejando a un lado el pollo y las papas con paprika. Su esfuerzo no solo se vio en las tres veces que se presentó al reinado (2015, 2016 y 2018), sino que también cuando debía ensayar el Sanjuanero. Tato practicaba este baile más de 20 veces por día.

—El lunes se aprendió el Sanjuanero, el martes lo repasamos, el miércoles hicimos otro repaso, el jueves nos fuimos de compras y el viernes llegamos con la candidata —exclamó su maestro Juan David Barbosa, quien la ha acompañado en todo su proceso como bailarina.


Sus intentos de presentarse al reinado fueron como bailar ballet, con esa pasión y amor por lo que hace. El movimiento empieza lentamente con sus pies, momento especial y más duro para una bailarina en el que debe poner todo su peso sobre la punta del dedo gordo. Este fue su primer intento en el que se presentó como señorita Funza, pero quedó de virreina. Después, apretó el abdomen y colocó lo más rígido posible su cuerpo, su centro debía estar intacto para mantener el equilibrio, aquí fue su segundo intento, en el cual ella ya había empezado, pero debía mantenerse fija para lograr lo que esperaba. Sin embargo, este tampoco fue el caso porque quedó de princesa en representación de Mosquera. Cuando nadie esperaba que se volviera a presentar en el 2018, Tania levantó sus brazos con mucha delicadeza y empezó a bailar con cada parte de su cuerpo al son de música clásica. La tercera fue la vencida, porque se convirtió, finalmente, en la Reina Nacional del Bambuco 2018.


Se pensaría que el proceso después del reinado fue sencillo, pero así no es. “Fue duro (momento complejo o complicado frente a una situación) estar en gira y presentando la tesis de mi licenciatura en Educación Artística y Artes Escénicas al mismo tiempo”, mencionó Tania, mientras tocaba constantemente el libro “La receta del éxito” de Juan Manuel Barrientos.


Tato tuvo su propia academia de baile Ballet Taroca y logró abrir One Royal Beauty, emprendimiento de maquillaje 100% natural. “Todo iba bien hasta el momento”, señala Tania, hasta que llegó la pandemia y todo lo que ella había construido fue cayendo poco a poco. Tato no tenía el dinero suficiente para pagar el arriendo, razón que la llevó a cerrar el establecimiento. Ella pagaba aproximadamente 3.500.000 pesos (colombianos) en el arriendo de la academia, pero en la pandemia logró un acuerdo de pagar solo la mitad de este valor porque no estaba dando clases. Sin embargo, sus ingresos de la Alcaldía como coordinadora de danzas del municipio de Mosquera no alcanzaban para cubrir dos arriendos (Ballet Taroca y One Royal Beauty), por ello, decidió cerrar el establecimiento del emprendimiento de belleza y colocarlo en un espacio nuevo de la academia, en donde acomodó todas las herramientas necesarias como espejos, los estantes para colocar el maquillaje, sillas, etc.


Tania recordó aquel día que estaba haciendo fila en el Banco de Bogotá, preocupada por la falta de dinero, cuando de pronto una señora le tocó la espalda. Ella era la mamá de una estudiante y le dio la mensualidad que le debía. Tato le llama a esto un milagro de Dios. Poco a poco, ella empezó a hablar sobre el cuaderno que usa para decretar sus sueños con el fin de que se cumplan. Señaló que cada meta u objetivo que ha escrito a detalle se ha cumplido, similar a cuando compró un automóvil al que bautizó McQueen.


Dios, su familia, su academia y su grupo de 5 amigos lo son absolutamente todo para Tania, por ello, deja al amor de pareja en un segundo plano.

Sus caídas la han hecho más fuerte y la han motivado a salir adelante con cada uno de sus sueños. Esto lo ha compartido y heredado a cada uno de sus estudiantes. Por otro lado, Tania espera crear toda una empresa con Ballet Taroca; seguirá creando nuevos proyectos y logrando marcar la diferencia en el municipio de Mosquera como coordinadora y, a su vez, no descarta la idea de postularse a la Alcaldía en un futuro. Tato, una mujer que cree fielmente en los estudios, empezará en la Universidad del Rosario una especialización en Gerencia y Gestión.


—Lo que sea que venga a mediano, corto o largo plazo sé que lo voy a hacer con la mejor energía, positivismo, proyección y visión — manifestó Tania Alejandra Rodríguez.

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