Teusaquillo, un recorrido por las letras
Ana María Cuervo, Vanesa Barrera y Laura Lenis
Teusaquillo es la localidad número 13 de Bogotá, está ubicada en el centro y es una de las más más privilegiadas de la ciudad: tiene el Índice de Calidad de Vida (ICV) más alto, según la Encuesta Multipropósito del DANE; posee múltiples vías de acceso para salir y entrar con facilidad y presenta una de las ofertas culturales más variadas de la capital.
Fotografía por Vanesa Barrera
Uno de los establecimientos que resaltan en Teusaquillo son las librerías. Cada una ofrece diferentes opciones temáticas y de ellas te contamos en este recorrido.
Mapa de las librerias mencionadas en el reportaje
Casa Tomada
Como en el famoso cuento de Cortázar, Casa Tomada, en que dos hermanos fueron expulsados de su propio hogar porque "algo" se apodera, una a una, de las habitaciones hasta dejarlos en la calle. Los libros se hicieron con este recinto para convertirlo en una icónica librería.
Ana María Aragón y su esposo compraron la casa en la que funciona la librería desde el año 2008, cuando ella trabajaba en el énfasis editorial del programa de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad Javeriana. Al inicio, la casa era una bodega de El Malpensante, una revista literaria colombiana, pero los dueños empezaron a comprar libros a las editoriales para nutrir su proyecto. De a poco, construyeron los dos salones que tiene la librería: uno de ficción con novelas, poesía y literatura; otro de no ficción con filosofía, política y economía. También adecuaron el ático, espacio para cine foros y clubes de lectura, y la cafetería, con un espacio interior y otro al aire libre.
“Es un poco escondida y misteriosa. Pero es como entrar a la casa de alguien”, dice Ana María Aragón.
Actualmente, Casa Tomada tiene más de 65 mil libros a la venta y pertenece a la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI), red por la que se intercambian o solicitan libros si es necesario. También organiza eventos culturales y lanzamientos de libros con los autores.
Además, tiene tres clubes de lectura y uno de cine:
-
El Club de Literatura y Gastronomía: Se reúne el último sábado de cada mes a la 1:00 p.m. Los asistentes leen el libro propuesto y el chef Leandro Carvajal prepara un almuerzo para todos, basado en la lectura. Cuesta 90 mil pesos la inscripción al curso (incluyendo la comida).
-
El Club de Literatura y Viaje: Se reúne el primer sábado de cada mes a las 4:00 p.m. Se lee un libro y, de acuerdo con este, los asistentes escogen un destino para viajar. Cuesta 50 mil pesos cada sesión.
-
Club del Ático: Se reúne el segundo sábado de cada mes a las 4:00 p.m. Es liderado por Ana María Aragón, dueña y directora de la biblioteca. No tiene costo ni inscripción previa.
-
Cineclub: Se ven películas disponibles en la plataforma Mubi, una distribuidora streaming de películas independientes. Cuesta 3 mil pesos la entrada a la emisión.
Fotografía por Ana María Cuervo
Puedes encontrar más información en la página web de Casa Tomada o escribir al WhatsApp 3114403870.
Casa de letras
Es una librería pequeña y acogedora en la que solo se venden libros usados. El fundador y dueño, Francisco Jiménez, la creó hace 12 años. Desde que se inició, vende ejemplares de literatura, humanidades y arte. No tiene agenda de eventos culturales ni vende comidas o bebidas. En su página de Facebook, las opiniones resaltan la selección meticulosa de los libros y la buena conversación de Francisco.
Fotografía por Vanesa Barrera
Puedes encontrar más información en la página de Facebook de Casa de Letras.
El Dinosaurio
Esta librería esquinera llama la atención solo con el nombre y la fachada del lugar. Le pusieron así por el cuento de Augusto Monterroso, que, con siete palabras, es uno de los más corto del mundo: “Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí”.
Es un lugar encantador, pues, aunque hay "desorden", se percibe el amor que los fundadores y dueños, Jorge Ramírez y María Teresa Álvarez, tienen por su labor. Ellos creen, además, que, por medio de los libros, las personas del común pueden educarse y ver el mundo desde diferentes perspectivas. Jorge empezó a vender libros a sus compañeros del colegio, tomos de segunda mano que conseguía de otros libreros. Después, vendió libros en las famosas casetas de la calle 19, en el centro de Bogotá; allí podían encontrarse obras como vinilos, discos, afiches... La calle era icónica, hasta que, en 1989, las casetas fueron eliminadas por el entonces alcalde Andrés Pastrana. Jorge y Teresa se mudaron a la carrera 8va con calle 16 y después llegaron a Teusaquillo, donde están hace 25 años.
Venden una extensa selección de libros: literatura en francés, alemán y ruso, discos, revistas, libros de economía, sociales, filosofía, historia de Colombia, psicología, teología, literatura infantil, sagas, cómic, poesía, literatura occidental, autoayuda, antropología, cocina, esoterismo..., pero solo de segunda mano. Incluso si un libro está empaquetado y en buen estado, se vende a precio de un libro de segunda.
El Dinosaurio también hace parte de la Asociación Colombiana de Libreros Independientes (ACLI) por si alguien pide un libro que no se tiene en inventario.
Fotografía por Ana María Cuervo
Puedes encontrar más información en la página de Instagram de El Dinosaurio.
Palabrero
Es una librería ‘mágica’ porque, a primera vista, solo se ve un pequeño pasillo con libros a los lados, pero, cuando se cruza, hay un salón grande con miles de títulos diversos que esperan por ser leídos. Más o menos el 90% de los libros es nuevo y el 10 %, usado. El espacio fue creado hace nueve años con el objetivo de promover y fomentar la lectura en un espacio cómodo.
Cuenta, además, con un apartado en Instagram por medio del cual se registran los pedidos virtuales con envíos a todo el país.
Fotografía por Vanesa Barrera
Puedes encontrar más información en la página de Instagram de El Dinosaurio.
Prosa del Mundo
El proyecto Prosa del Mundo surgió hace seis años como una forma de hacer pedagogía y educación para todas las personas. Empezó en casas "prestadas", donde se organizaban charlas y conversatorios impartidos por amigos y conocidos de Paola Roa, una de las fundadoras. Ahora es un espacio educativo y cultural dedicado al pensamiento, la conversación, la circulación de escritos y la reflexión crítica, donde también se venden libros.
Las editoriales con las que Prosa del Mundo se alía son autónomas; es decir, tienen una línea política clara. En la librería hay textos de pedagogía y educación popular, literatura, poesía, filosofía clásica y contemporánea, pensamiento crítico, movimientos sociales, humanidades, sociología, antropología, feminismo, anarquismo y marxismo.
También se imparten cursos pedagógicos con los mismos temas. Las cinco o seis sesiones de los cursos son dictadas por profesores, y el costo nunca sobrepasa los 90 mil pesos, pues es un espacio dirigido a todo público. Además, los grupos de lectura no tienen costo.
Los objetivos de la librería se alinean con el nombre del proyecto, pues se llama Prosa del Mundo en honor a tres autores que hablan de la prosa del mundo, valga la redundancia: Merleau Ponty, George Hegel y Michael Foucault. Además, porque los fundadores creen que no debería haber solo unos pocos escribiendo. El mundo es un texto en el que todas las personas deberían poner, al menos, una letra.
Prosa del mundo empieza a moverse, de a poco, en el mundo editorial porque, aunque los intereses del proyecto siempre han sido más de pedagogía que de librería, hace seis meses ya tenían más de 800 libros, y a inicios de febrero de este año editaron y lanzaron cuatro libros.
Este proyecto está aliado con el colectivo Enjambre para consolidar un circuito de librerías ambulantes. Van por las calles con los carritos en los que normalmente se vende peto o mazamorra, pero llevando libros. Debido al éxito del proyecto, se mudarán a un local más grande.
Fotografía por Laura Lenis
Puedes encontrar más información en la página de Instagram de Prosa del Mundo.
Danielito Bang
Solo por el curioso nombre, dan ganas de visitarla. La librería ocupa el primer piso de una típica casa de Teusaquillo y, aunque de entrada se ve pequeña, es una ‘cajita de secretos’.
Recibe el nombre en honor al escritor colombiano Andrés Caicedo, quien, cuando se suicidó en Cali, su ciudad natal, dejó una obra sin terminar: “Noches de infortuna”. Tiempo después, Jacobo Santiago, uno de los fundadores de la librería, se enteró de que la obra llevaría por título el que hoy es el nombre de la librería.
Desde agosto de 2021, Danielito Bang funciona también como casa cultural, casa de eventos y espacio para conversatorios, fiestas y reuniones. La librería ha sido promotora de varios encuentros destacados, como la XI edición del Festival de Literatura de Bogotá, en octubre de 2022, y el Certamen Nacional de Poesía Sub-35 Amalia Lú Posso, orientado solo a mujeres poetas.
En cuanto a los libros, la mayoría del contenido al que se accede son las obras de amigos cercanos del dueño. Éste no es un lugar de literatura comercial, más bien es el sitio perfecto para encontrar textos independientes, alternos y especializados en cultura, divergencias y movimientos sociales. En las instalaciones, los escritores nuevos se toman el micrófono para recitar partes de sus obras.
En alianzas con colectivos como Árbol herido, Lectores secretos y Escarabajo, se han realizado eventos culturales sin falta cada semana. En el primer semestre de este año, por ejemplo, se han organizado siete clubes de lectura, seis recitales poéticos, cuatro lanzamientos de un libro, dos noches de micrófono abierto, un taller de poesía, tres cines clubes, dos conversatorios y un lanzamiento musical.
Danielito Bang es el lugar ideal para los encuentros culturales alternos de la Bogotá joven. Fuera de los tradicionalismos, los sesgos y la supremacía de ciertos tipos de literatura, las expresiones artísticas y la cultura son las protagonistas de muchísimos eventos semanales que ofrece la librería.
Fotografía por Laura Lenis
Puedes encontrar más información en la página de Instagram de Danielito Bang.
Matorral
La librería funciona desde 2019. Tiene dos sedes en Bogotá, específicamente en La Macarena (localidad de Santa fe) y Teusaquillo. Otra, en Tabio, Cundinamarca. La sede de Teusaquillo es particularmente acogedora, parece uno de esos jardines ocultos de las películas de fantasía.
Sus dueños, Andrés Archila y César Hernández, decidieron fundar el espacio cuando Andrés se encontraba desempleado. Durante la pandemia, la librería no tuvo mucha actividad, pero luego se reformó y ahora hace parte de una pequeña red de tres puntos físicos que ofrece libros de literatura, filosofía y ciencias sociales, principalmente.
La librería se encuentra en la parte de atrás de la cervecería Diosa. Ambos son locales independientes administrados por distintos dueños, pero se sienten como un solo espacio en el que se mezcla el ocio con la cultura.
Matorral es una librería pequeña enmarcada en una fachada verde de madera, con un patio de piedra a la salida y con apariencia dorada por la luz solar. Su atractivo principal es una escalera naranja de caracol que divide el primer piso de un altillo y los diversos enfoques literarios que se manejan.
Se presentan libros y los dueños están considerando retomar la programación de eventos, clubes y cine foros. Matorral es el lugar ideal para comprar un libro y sentarse bajo el sol capitalino a leer mientras se toma una cerveza artesanal en el café Diosa.
Fotografía por Vanesa Barrera
Puedes encontrar más información en la página de Instagram de Matorral.