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Carlos Díaz Montes, Comunicación Social y Periodismo

Carlos Bilardo, una leyenda del fútbol argentino

“Ganar a cualquier costo”, era la famosa frase de Bilardo que los argentinos no podrán olvidar. Hoy, en su cumpleaños, recordamos la trayectoria del técnico campeón del Mundial de México 86.



Jugando para Estudiantes de La Plata, ganó cuatro Copa Libertadores y una Intercontinental. Como entrenador, ganó varios trofeos, pero la cereza del pastel fue el Mundial de México 86. Su personalidad, su compromiso y sus “costumbres” lo hacen ser uno de los personajes más particulares de la historia del fútbol. Aquel que prefería que se cayera el avión de regreso en vez de llegar siendo un perdedor o que recibió un mono, al cual llamó Tomás, y lo tuvo viviendo en su casa.


Los que lo conocen tienen una anécdota que contar y confirmar, como lo dijo Oscar Ruggeri, que “todas esas historias de él son ciertas”. Bastante supersticioso, pues tenía un sinfín de cábalas, las cuales seguía al pie de la letra, pero ojo, que si le preguntas te dirá que no son cábalas sino “costumbres”. Cuando llegaban a la competencia se tenía que desempacar y no se volvía a tocar la maleta porque para él, si alguien lo hacía era porque se quería ir.


De camino al hotel ponía la canción Gigante Chiquito de Sergio Denis o una de Rocky, y nadie se podía bajar del bus si la canción no había terminado.


Estaba pendiente de todos los detalles, le gustaba observar, analizar y dejar una enseñanza. En las reuniones y en las concentraciones siempre se sentaba de espaldas a la pared para tener una visión de todo, no se le pasaba nada. Una vez vio que un jugador tiró al piso una cáscara de banana. Bilardo le dijo a este que al día siguiente iba a ir a comer a su casa, que le tuviera banana de postre. Una vez terminada la cena, arrojó la cáscara y al ver la reacción de sus anfitriones les dijo: “pensé que acá las botaban al piso porque el pibe lo hizo en la concentración”.


En 1989, durante la boda de Maradona, hizo que Tata Brown, defensor central de la selección, fuera a bailar al lado de Careca, delantero brasilero, para ver quién era más alto y saber si lo podría marcar en dado caso de que se cruzaran en Italia 90. En 2003, hizo que los juveniles José Basanta y el “Principito” José Sosa talaran árboles para que fortalecieran sus brazos y entendieran la dimensión del esfuerzo. Varios años después, ambos debutaron en la selección absoluta: 2013 y 2005, respectivamente.


"Soy el único campeón Intercontinental como jugador, del mundo como técnico y doctor”, decía. Bilardo se graduó como ginecólogo en la Universidad de Buenos Aires y en varias ocasiones se le vio usando alguna ventaja aprendida en la facultad. En 2003, en un partido entre Estudiantes y Unión “despertó” a Angeliri con Cafiaspirina y Coca Cola. El jugador no estaba teniendo su mejor partido y después de eso, su rendimiento se potenció. “Tapa la cámara”, le dijo el técnico a un jugador que estaba en el banco de suplentes.


Así es Carlos Bilardo, el Doctor, el último director técnico en salir campeón del mundo con Argentina y que estuvo muy cerca de retener el título en Italia 90. Era aquel líder que pedía a sus jugadores practicar hasta el himno nacional.




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