La reina es la embajadora del Carnaval de Barranquilla, la que declara cómo se va a vivir el evento y cómo este se va a festejar.
Isabella Chams Vega, reina del Carnaval de Barranquilla 2020. | Foto por: RobinRuz
Por tradición, la reina se ha constituido como una de las figuras más representativas del Carnaval de Barranquilla. Debido al auge que tiene este evento, y a su prestigio nacional e internacional, es de gran importancia escoger una buena vocera que logre transmitir la cultura, el folclor y la alegría que caracterizan esta festividad.
Dentro de las cualidades que debe tener una reina del Carnaval, en comparación con las reinas de belleza, no está el ser alta ni tener las medida 90-60-90. Lo único que realmente importa es su carisma, su autenticidad y que sepa menearse al son de una tambora. Como dicen por ahí, "una reina del Carnaval debe bailar antes que caminar” y definitivamente esto es ley. Este personaje tiene que moverse al ritmo del folclor carnavalero y cautivar, con su desparpajo, cada uno de los rincones de La Arenosa a los que lleva la alegría de esta tradición cultural.
¿Cómo escogen a este personaje? Una junta directiva, compuesta por 11 personas, de la entidad Carnaval S.A, organización de carácter mixto que se encarga de la planeación y ejecución del Carnaval, es la que toma la decisión. Hasta siete meses antes de la festividad estos escogen quién será la próxima figura representativa de este evento.
Pero, según datos analizados por Unisabana Medios, para ser reina del Carnaval de Barranquilla hay que tener características adicionales. Por ejemplo, se necesita invertir aproximadamente 552 millones de pesos. La cifra anterior equivale a 628 smmlv, lo que quiere decir que para que una persona logre recolectar esta cantidad de dinero en Colombia, tendría que trabajar 52 años. Este rubro va destinado, exclusivamente, para el ajuar de la reina (vestidos, zapatos, joyas), así como a sus peinados, maquillaje y corona. En definitiva, no cualquiera puede hacerse con la corona.
Este análisis de datos se hizo a partir de entrevistar a quienes han aportado al ajuar de la reina en años anteriores. Se obtuvieron cifras promedio, pues hay variaciones amplias entre una coronada y otra. Es importante aclarar que hay gastos adicionales que no fueron incluidos, como los gastos de eventos, por ejemplo la Lectura del Bando y Coronación, los artistas que asisten a estos, la logística, bailarines (sus disfraces), transporte a los distintos municipios y barrios de la ciudad, camisetas para su comitiva, entre otros.
Gran parte de la inversión de este capital sale del bolsillo de la anfitriona. Sin embargo, algunos patrocinadores entregan un rubro destinado para estos fines. Este año, por ejemplo, la reina Isabella Chams Vega es patrocinada por Cerveza Águila y Olímpica.
Sin embargo, el dinero no es lo único que pesa. El núcleo familiar y social son factores relevantes; para ser reina del Carnaval se necesita tener 'palanca'. Lo anterior se evidencia en el hecho de que el 45% de las reinas electas, en los últimos 10 años, pertenecen a familias de tradición política tales como: los Gerlein, los Char y los Segebre. Asimismo, el 36% de las reinas ha tenido parientes con algún tipo de injerencia cultural, mientras que el 18% ha ocupado cargos públicos.
La exreina María Margarita Diazgranados Gerlein es una claro ejemplo de que el poder político pesa a la hora de ser escogida reina, puesto que los Gerlein son una familia de tradición política en la ciudad. Este es el mismo caso de Carolina Segebre Abudinen, reina del Carnaval 2019, cuyo padre fue gobernador del departamento de Atlántico; La soberana del 2013, Daniela Cepeda, también pertenece a familia con poder político ya que su padre fue el exsenador Efraín Cepeda.
Factores adicionales analizados dan cuenta de que existen otros aspectos que se suman a la larga lista de requisitos que debe cumplir una mujer para ser reina, estos son el colegio y el linaje. Por ejemplo, las reinas de los últimos 10 años son bachilleres, o del colegio Marymount o del Karl C. Parrish, en la ciudad de Barranquilla. Así mismo, el 73% de las reinas ha tenido una familiar reina.
Por su parte, la actual reina del Carnaval Isabella Chams Vega es ejemplo de la influencia del poder cultural. Pues aunque su familia no es política, su cuñada fue la reina del Carnaval 2016 y su tío es el cofundador de la comparsa Los Gorilas, una de las más emblemáticas de esta fiesta. Además, su abuela, Olga Chams, más conocida como Meira del Mar, fue una importante poetisa colombiana.
Sin duda, ser reina del Carnaval es sinónimo de invertir tiempo, disposición y dinero. A partir del momento en que son escogidas, estas deben iniciar un recorrido maratónico atravesando los diferentes pueblos y municipios aledaños de la ciudad, todo con el fin de expresar fervor y contagiar a todos.
El tan anhelado título, que desde pequeñas buscan conseguir, conlleva grandes sacrificios, como lo son asistir a más de 60 eventos y bailar sin parar bajo los 30 grados que suele tener Barranquilla.
Sin embargo, aunque el ser reina representa un oficio en su momento, no quiere decir que esto sea a lo único que se dediquen. Dentro de los datos que Unisabana Medios pudo analizar, se halló que las carreras más estudiadas por las reinas son: comunicación social y administración de empresas. Sumado a esto, cabe afirmar, que por lo general son mujeres jóvenes, que en promedio tienen 22 años.
¿Por qué es tan importante para estas mujeres ser reina del Carnaval?
En una entrevista con El Tiempo, Isabella Chams, actual reina del Carnaval, respondió a esta pregunta diciendo: “Toda mi vida lo quise. Desde pequeña, sabía que algún día sería reina. Siempre lo he dicho: nací vestida de cumbia”.
Así mismo, la exreina 2016 Marcela García, expresó a Unisabana Medios que más allá de haber sido siempre su sueño el ser reina del Carnaval, lo que realmente anhelaba su corazón era representar una fiesta tan importante para Colombia.
Por su parte, Carolina Segebre, reina en el Carnaval 2019, le dijo al medio El Tiempo que este es el sueño de muchas jóvenes barranquilleras que ven esta figura como la representante de una ciudad, una fiesta y del orgullo barranquillero. Además, Segebre afirma que el ser la embajadora de esta festividad supone un trasfondo social importante, ya que la reina debe conocer todas las características y tradiciones propias de esa región del país.
Sin duda alguna, todas estas mujeres coinciden en algo y es que, su sueño desde pequeñas siempre fue el ser reina del Carnaval de Barranquilla. Sin importar los sacrificios que esto supone, incluyendo el alto monto que deben sacar de sus bolsillos para lograrlo, nada de esto es relevante si logran portar la corona y ser la representante de este derroche cultural. Tal como lo afirmó Marcela García, “tienes una labor tan importante que definitivamente los sacrificios no son sacrificios, es un honor ser reina del Carnaval”