Universidad de La Sabana
Cristian Bonilla, el joven deportista de la Selección Colombiana de fútbol-tenis, ha demostrado que cuando se ama lo que se hace, el dinero no es un impedimento para cumplir los sueños.
Al ver a Cristian por primera vez, es posible pensar que es una persona egocéntrica, por su refinada manera de vestir y su mirada coqueta. Sus rasgos físicos destacan a primera vista: ojos azules claros y cabello rubio ondulado, baja estatura y un cuerpo atlético. Suele usar una chaqueta de cuero negra ceñida al cuerpo, un saco delgado negro de cuello redondo, blue jeans y tenis deportivos, vestimenta que le da aires de ser un chico malo. Siempre está muy pendiente de su aspecto físico, le gusta verse bien en todo momento.
A eso se añade el hecho de que es un deportista profesional, con grandes logros, pese a tener solo 22 años: cumplió su sueño de representar a Colombia en el mundial de futnet de mayores, el cual se disputó en Rumania en 2018, el primero en que un país latinoamericano participó. Al siguiente año, él fue líder del equipo en el mundial sub21 que se disputó en Eslovaquia.
“Boni es una persona muy perseverante, que le entrega todo su tiempo y esfuerzo a lo que se dedica. Él es un ejemplo para el equipo de que con compromiso se logran grandes cosas”, comenta Edison Alfonso, el presidente de la Selección de fútbol-tenis y futnet Colombia.
Cristian resulta ser, entonces, un joven muy sencillo y alegre, siempre dispuesto a ayudar en lo que puede. “Una vez no llevé útiles al colegio y Cristian, sin pensarlo, rompió su lápiz y me lo dio. Esa humildad fue la que me hizo entender que él era una gran persona”, comenta Brayan García, amigo de la infancia.
Desde pequeño, al joven oriundo de Chocontá le ha gustado mucho la actividad física y, más que todo, los balones. “Me llenaba la habitación de balones, los escondía debajo de la cama. Él siempre ha tenido el deporte en la sangre”, comenta su madre, Julieta Bonilla. Él siempre fue un niño muy alegre y extrovertido. A pesar de las dificultades, nunca dejó de sonreír.
A la familia de Cristian nunca le ha faltado nada, pero sí han tenido que vivir con limitaciones. Son 6 personas y ambos padres ganan el salario mínimo, así que, en medio de tantos gastos, el dinero no alcanza para mucho. “Nos ha tocado duro económicamente y de pronto por eso no hemos podido apoyarlos más como nosotros queremos”, comenta la madre del jugador.
Cuando llegué a la casa de Cristian fue ella quien me recibió y, sin dudarlo, me ofreció algo de tomar y comer. Ahí noté que la humildad, tan característica de Cristian, es gracias a la crianza de sus padres. Es por esa razón que él ha trabajado toda su vida para ayudar a sus padres a mantener económicamente el hogar. Ha sido mesero, asesor comercial y, actualmente, entrenador.
Los inicios de una carrera comprometedora
“El fútbol-tenis para mí es un estilo de vida, es una pasión que siento desde el primer momento que conocí este deporte”, dice Cristian, mientras me explica de qué se tratan el fútbol-tenis y el futnet, pues son deportes poco conocidos. La diferencia entre ambos es el tipo de cancha, las modalidades en las que se juega y también varían algunas reglas, pero la esencia es la misma.
Él juega fútbol-tenis para tener las bases técnicas, pero compite en futnet, en la modalidad de triples. Colombia es pionera a nivel Latinoamérica en este deporte, siendo el único que tiene una selección avalada por la Unión Internacional de futnet y la Asociación Mundial de fútbol-tenis, además de Chile. Lastimosamente, no cuentan con el apoyo del gobierno, por no ser un deporte oficializado por el Ministerio del Deporte.
En el año 2017, el deportista conoció el futnet, gracias a su amigo José Amortegui, en la Universidad Manuela Beltrán, donde ambos estudian Ciencias del Deporte. “Realmente, cuando conocí a Cristian sus habilidades para el fútbol-tenis no eran muy buenas”, comenta José. En su momento, el joven jugador pensó en retirarse del deporte porque le costaba mucho llegar al nivel de sus demás compañeros.
Después de un año en el que el atleta entrenó fuertemente y con el apoyo de José, mejoró hasta el punto de llegar al nivel que le permitió entrar a la Selección Colombiana de fútbol-tenis. “Para mí, entrar a la selección fue algo que cambió mi vida, mi forma de pensar, de llevar mi diario vivir. Me ha vuelto más disciplinado y centrado en las cosas que quiero lograr en mi vida”, comenta el jugador.
“Cuando me enteré de que él iba a viajar al mundial, me sentí súper orgullosa de saber que él vuela y vuela alto, pero también frustrada de que no le pude dar lo que él necesitaba y merecía”, comenta Julieta con la voz a punto de quebrársele. Aunque el jugador de la selección colombiana de futnet se sintió sumamente feliz cuando recibió la noticia de que iba a poder viajar, el sustento económico era algo que le preocupó mucho y temió no poder asistir.
Pero este soñador siempre ha tenido un ángel que lo ha apoyado, Zayve Ocampo, a quien él reconoce como su madrina, pero que en realidad no tienen ningún parentesco. La conoció hace 6 años cuando fue a su restaurante en busca de un empleo y, con el tiempo, ella vio en él un joven con mucho talento, pero con pocas oportunidades, así que decidió ayudarlo. “Es una mujer que ha confiado plenamente en mí desde el inicio y me ha apoyado incondicionalmente en los momentos más difíciles de mi vida. Para mí es muy importante porque sin ella no hubiera podido lograr todo lo que he hecho”, comenta Cristian con un sentimiento de cariño y agradecimiento en su voz.
Gracias a su madrina, él pudo asistir al Mundial de Rumania y fue ahí que se enamoró perdidamente del futnet. Antes lo veía como un pasatiempo, pero cuando compartió cancha con los mejores jugadores del mundo, se motivó muchísimo. “Se siente bonito cuando ves que todo el esfuerzo que has hecho para llegar a ese punto se ven reflejados, sentir el apoyo de personas de otras culturas que ni siquiera habían escuchado el himno de Colombia”, comenta el joven deportista con una sonrisa gigante, que refleja puro orgullo.
“Logramos generar un cambio en el pensamiento de las personas que creían que Colombia era un país violento, lleno de drogas. Les demostramos que somos mucho más y que el deporte nos hace mejores personas”, dice Cristian, mientras me narra, extremadamente emocionado, lo que se sentía estar en un mundial. Él es un verdadero ejemplo de que con el deporte se pueden hacer grandes cosas, generar un cambio de verdad.
El Futnet es más que un deporte
El propósito de este atleta es hacer que el futnet sea más conocido y que lo apoyen más. “Yo quiero que este deporte lo conozca todo el mundo, que sea una base sólida de cultura, respeto y valores, porque es lo que ha generado en mí”, comenta. Lo que me pareció más atractivo de este deporte es que no implica ningún tipo de contacto físico, así que se generan buenas relaciones entre compañeros, al igual que con sus rivales.
Sin embargo, ser deportista de alto rendimiento conlleva sacrificios. Con lágrimas en sus ojos, la hermana de Cristian, Andrea Correa, habla sobre lo mucho que quiere a su hermano y cuánto le afecta el hecho de que él casi no puede pasar tiempo con ella y con su familia: “me pone triste no poder compartir con mi familia entre semana porque, cuando llego, ya todos están dormidos. Los fines de semana a veces tampoco puedo porque estoy entrenando y trabajando”, comenta él.
La pasión de este deportista por el fútbol-tenis y el futnet es tan grande que su sueño es que más personas lo conozcan y se dejen cautivar por él. “Me gusta decirles a las personas que con tan poca edad he podido conocer el mundo gracias a lo que amo. Yo creo que, si uno ama algo, puede realizar grandes cosas”, comenta el joven apasionado por el deporte.
“Él me demostró que, si se es capaz, los sueños y las metas sí se cumplen. Nosotros venimos de muy abajo, donde los sueños son simplemente sueños, pero él logró demostrarme lo contrario”, comenta Brayan. A medida que Cristian me iba narrando su vida, comprendí que él es un ejemplo a seguir, de lucha y compromiso, que no hay obstáculo grande cuando se está luchando por lo que se ama. Él logró sacar su deporte adelante sin importar las adversidades que se le presentaron.
Con un balón y un gran carisma, este joven soñador le ha demostrado al mundo entero que los sueños sí se cumplen. Aunque haya tenido muy poco, en realidad, lo ha tenido todo, el apoyo incondicional de sus seres queridos y un gran amor por sus deportes. Todo sus esfuerzos y sacrificios valen la pena cuando entra en una cancha.